Al repasar la historia detrás del movimiento Nihonga, no solo nos damos cuenta de su atractiva y coloirda estética, sino también vemos cómo es que una corriente artística puede salvar a un país que apenas se abría al mundo, más por obligación que por necesidad.
Y es que en julio de 1853, tras dos siglos de aislamiento con el resto del mundo, cuatro modernos barcos de vapor provenientes de los Estados Unidos llegaron a las costas de Edo (actualmente Tokio) con el fin de comenzar una colación internacional y llevar a cabo la creación de una gran capital política mediante agresivas obras públicas, recuperación de tierras, nuevos canales y tratos abusivos a los locales.
Este choque que fue la irrupción occidental a en Japón fue absoluta, y la complicada modernización a través de la fuerza caló hondo en la población que veía a su historia y patrimonio en riesgo. Fue entonces que, casi como contrataque para aquellos que se armaban únicamente de pintura, nació la determinación de rescatar con su lienzo los hábitos, las rutinas de este pasado en riesfo, además de flores y fauna de la región, que para el pintor Sakakibara Shiho, serán nuestra eterna prueba de la belleza que viene de la naturaleza.
Ante los tiempos difíciles que causó la mano de hierro que fue Shogunato Tokugawa, uno de los muchos apelativos que recibe este periodo de transición entre 1603 y 1868 en el que el país fue dirigido hacia la modernidad, la respuesta del gremio artístico fue fijarse en las raíces y plasmarlas, en querer volver a ver las cosas hermosas y distintas del Japón que enfrentaba una posible extinción.
El término Nihonga ya se usaba en la década de 1880. Antes de ello, las pinturas se clasificaban por escuela: la escuela Kanō, la escuela Maruyama-Shijō y la escuela Tosa del género yamato-e, por ejemplo.
Cuando se fundó la Escuela de Bellas Artes de Tokio, en 1887, comenzaron a formarse organizaciones de arte y a realizar exposiciones. A través de esto, los artistas se influenciaron entre sí y las escuelas anteriores se fusionaron y fusionaron. Con la influencia adicional de la pintura occidental, surgió y se desarrolló la Nihonga actual, que no solo redimió los gestos y los pasatiempos de esta época, sino los mantuvo, tanto que siguen siendo al díe de hoy uno de los atractivos turísticos más sustanciales para el país.
Identificando a Nihonga, la salvación de un país en guerra
Nihonga, que significa "pintura japonesa", se volvió una de las tendencias más inclusivas del arte, tanto que, en 1896, Okakura Tenshin, otro pintor que resalta en el movimiento, mencionó que "cualquier pintura al óleo, si es realizada por un japonés, es Nihonga", por eso, cualquier lienzo con técnicas y materiales tradicionales llegó a ser vista como perteneciente y la misma cuenta con innumerables pinturas que pueden o no pertenecer a la corriente.
Ahora de uso común, este término se originó durante el período Meiji para distinguir la pintura japonesa de la pintura al óleo de estilo occidental. La distinción entre pintura al óleo de estilo occidental y Nihonga es, en términos generales, la diferencia en los materiales de pintura utilizados. Si bien algunos dirían que todo lo que pinta un artista japonés es nihonga, se sigue utilizando la distinción basada en los materiales.
Lo cierto es que aunque esta escuela sin duda cubre una amplia gama de temas y estilos, sí hay forma de reconocer sus estilos más propios.
Hoy, sin embargo, las técnicas, sensibilidades, estéticas y estilos basados en la tradición están cambiando con los tiempos, y sigue planteándose la cuestión de qué es Nihonga y si la distinción entre nihonga y la pintura de estilo occidental tiene alguna validez en términos de expresión pictórica.
Gyokudo Kawai, Spring Drizzle, 1942. Fuente: Adachi Museum of Art.
Los primeros artistas de la corriente utilizan materiales naturales para hacer los colores requeridos, incluidos minerales como la azurita para el azul y la malaquita para el rojo. Cuanto más finas sean las partículas de estos pigmentos minerales, más claro será el color, y eso distingue a algunas de las obras más trascendentes.
Para llevar a cabo los tonos de la tierra, los primeros maestros usaron arcilla e insectos como las cochinillas para conseguir sus tonos más oscuros.
Genso Okuda, por ejemplo, usó los elementos de oro y plata que usaban los primeros monjes pintores del pais, pero al mezclarlos con elementos más modernos o naturales conseguía la riqueza, el brillo y los contrastes que tanto atrapan de las pinturas.
Mientras que los artistas occidentales solían preferir el lienzo, los debutantes del Nihonga abogaron por una herramienta de trabajo hecha de seda, como Taikan Yokoyama, o bien, de materiales tradicionales como el Washi, que es, literalmente, "papel japonés", ya que ambos materiales absorben el pigmento de formas distintivas y, al hacerlo, ayudan a crear la suave mezcla de colores.
Una más de las características distintivas de esta pintura japonesa cuando se compara con su contraparte europea es el uso del espacio vacío, una distinción que aportó después al arte del resto del mundo.
Otra más es la representación de la religión y la vida cotidiana con específico cuidado a las figuras y a los detalles. Este estilo tradicional se ha transmitido hasta ahora en las recientes bellas artes japonesas, como son el Manga y el Anime.
Por ejemplo, en La nieve emplumada de Shoen Uemura, la gran vacuidad del exitoso papel transmite la sensación de las inclemencias del tiempo, donde el horizonte se reduce al borde de tu paraguas mientras intentas resguardarte del frío.
El valle iluminado por la luna de Gaho Hashimoto es una visión tan real como podría ser cualquier sueño.
Gaho Hashimoto, Moonlit Landscape, 1889. Fuente: Adachi Museum of Art.
La variedad de formas que existen dentro de la corriente Nihonga es innumerable, y tal como predijeron algunos de sus iniciadores, se ha vuelto difícil trazar una línea definitiva en torno a lo que constituye exactamente este estilo de pintura japonesa, sin embargo, hay una presencia indefinible que los mantiene unidos.
Esta pintura representa una forma de belleza que enriquece a todos por su presencia, y puede encontrarse en los siguientes museos en Japón: Adachi Museum of Art, Yamatane Musuem of Art, Shohaku Museum of Arts y el Sato Sakura Museum.
Artistas del Nihonga
Si estás por repasar a los pintores de esta corriente, descubre con nosotros a:
- Takehisa Yumeji, el forastero de la corriente Nihonga.
- Yokoyama Taikan y la expresión espiritual del Nihonga.
- Otake Chikuha, una mirada indispensable en la corriente Nihonga.
- Maeda Seison, el creador de los colores y paisajes definitivos del Nihonga.
- Hishida Shunsō, el niño tranquilo de la corriente Nihonga.
- Hashimoto Gahō, el padre del movimiento Nihonga.
- El Nihonga de Kobayashi Kiyochika, el maestro de la noche.