Kim Whanki es aclamado como uno de los pioneros de la pintura abstracta en Corea gracias a sus abstracciones de colores suaves que fusionan el tema tradicional coreano con un estilo occidental influenciado por Fernand Léger y Mark Rothko.
Nacido el 3 de abril de 1913 en Jeolla del Sur, Corea del Sur, su estilo de vida itinerante, que lo vio mudarse de su tierra natal a Japón, Francia y finalmente a Estados Unidos, refleja su búsqueda por desarrollar y expresar un estilo de pintura abstracta único.
Fuente: Whan-Ki Foundation-Whan-Ki Museum | Christie’s
Y es que mientras algunos artistas llenan su obra de esperanza, creando universos abstractos que nos llevan a un plano emocional superior, otros como Kim se inspiran en tradiciones anteriores, sutilmente actualizadas o contextualizadas para crear una forma de arte que realmente sea la época en la que vive.
El modernista coreano creció en una familia de ricos terratenientes, y desde muy joven, tomó la decisión de convertirse en artista en contra de los deseos de su padre, abordando en secreto un barco con destino a Japón en 1931 para poder asistir al Departamento de Bellas Artes de la Universidad de Nihon.
Fue allí donde descubrió el modernismo europeo, el cubismo y el fauvismo, quedando fascinado por la obra de Henri Matisse y Pablo Picasso.
Cuando Kim regresó a Seúl en 1937, se unió a un grupo de intelectuales bohemios de izquierda que incluían al poeta modernista Jeong Ji-Yong, el autor Lee Tae-Joon y el pintor Kim Yong-Jun quienes causaron una profunda influencia en el joven artista, quienes lo apoyaron para fudar en 1940 el movimiento radical New Realists con los pintores Yoo Young-Kuk y Lee Gyu-Sang, quienes buscaron articular la esencia de la naturaleza a través del arte abstracto.
A pesar de radicar lejos de su familia, no pudo escapar la mano dura de su padre, quien lo forzó a un matrimonio que lo tuviera reportando sus actividades a casa, pero con la muerte de su padre en 1942, Kim pudo salir del matrimonio infeliz al que había sido forzado y casarse con la talentosa escritora Byun Dong-Rim, quien tomó el nombre de Kim Hyang-An cuando se casaron, quien posteriormente, en la década de 1970, publicó una serie de ensayos sobre su vida con la artista.
Fuente: Museo Whanki
Estos años fueron de gran auge creativo para el talento coreano, no obstante, con el estallido de la Guerra de Corea en 1950, Kim y Hyang-An pausaron sus labores y huyeron de Seúl hacia el sur, viviendo en un campo de refugiados mientras intentaban hablar con sus amigos, todo a la par de que los colegas de Kim fueron encarcelados por sus simpatías marxistas o se vieron forzados a escapar con destino a Corea del Norte.
En 1953, tras los duros estrafos del conflicto, Kim regresó a la capital coreana y comenzó a enseñar en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Hongik, pero tras una corta estancia, él y su esposa se mudaron a París entre 1956 y 1959, donde fue testigo de un florecimiento artístico y continuó explorando varios motivos y paisajes coreanos clásicos, pero comenzó a simplificarlos utilizando contornos gruesos y campos de colores vibrantes.
Fue durante este período que comenzó a aparecer su paleta azul característica, tema que lo ha definido con las nuevas generaciones estudiantes del arte.
En 1963, la pareja se mudó a los Estados Unidos con una beca Rockefeller y se estableció en Nueva York, un movimiento audaz ya que Kim estaba rechazando la seguridad de la vida como profesor y artista establecido en su tierra natal para comprometerse plenamente con sus experimentos de vanguardia.
Fuente: Museo Whanki
Aunque tuvo muchos conflictos para echar a andar su imaginación, tuvo la suerte de estar rodeado por un grupo de jóvenes expatriados coreanos muy elocuentes, entre ellos el videoartista de Fluxus Nam-June Paik, el pintor Kim Tschang-Yeul y el escultor Han Yong-Jin, quien lo ayudó a encontrar una síntesis entre la cultura oriental y occidental durante esa década, explotando sus cualidades mejor que nunca.
Estos años para el pinntor fueron de una variedad de materiales y técnicas, incluyendo gouache, arena mezclada con pintura al óleo, óleo sobre periódico, collage y papel maché, mientras se hizo presente en galerías y estancias de renombre, convirtiéndose en el primer artista coreano en romper la marca de $10 millones de dólares en una subasta.
También entró en contacto con muchos de los grandes de la pintura estadounidense moderna a través de Adolph Gottlieb, que lo presentó a Mark Rothko y Barnett Newman, que inspiraron al coreano a comenzar a crear grandes lienzos monocromáticos cubiertos de puntos en forma de mosaico, con lo que fundó uno de las corrientes más curiosas del arte oriental contemporáneo: el monocromo coreano.
Kim Whanki murió el 25 de julio de 1974 en Nueva York. En 1992, la fundación del artista estableció el Museo Whanki en la ciudad de Seúl, Corea del Sur, donde se encuentra la mayor parte de su obra.