Mary Lou Williams pareció aprender desde una muy temprana edad que tocar el piano le salvaría la vida.
Nacida el 8 de mayo de 1910 en Atlanta, Georgia, aprendió desde muy joven el valor de su talento ya que lo usó para dar conciertos en la sala de sus vecinos, quienes encantados por la capacidad de la joven Mary Lou accedían a dejar de lanzar ladrillos a la casa de la pequeña.
Azotada por una dura infancia, marcada por la ausencia de su padre biológico y las negligencias de su madre, Mary Lou encontró luz en la música y escapó de las calles que la vieron crecer a través del teatro vodevil, del francés vaudeville, un género de teatro que consistía de diversos y varios talentos que solía viajar por todo el país ofreciendo shows para un público de variados tamaños.
Para 1925, con tan solo 15 años, Mary Lou era una artista que trabajaba a tiempo completo. Se casó con el saxofonista John Williams, con quien radicó en Memphis, donde encontraron trabajo como músicos de Andy Kirk y su big band Mighty Clouds of Joy.
En 1929, mientras las pocas mujeres que se hallaban en el gremio musical de los Estados Unidos normalmente cantaban o bailaban, Mary Lou tocaba ferozmente su piano lleno de soul mientras además ayudaba en la composición y arreglo de canciones.
Mary Lou, al cumplir los 20 años, ya lejos de su complicada niñez pero no del racismo y los abusos, hizo del jazz su método para mantenerse con vida.
De 1935 a 1951, el talento de la joven chica del piano, como la conocían en el barrio donde tocó para mantener a raya a los vecinos racistas, no solo pagaba la renta y las cuentas de su familia, sino que la llevó a trabajar con gente de la talla de Duke Ellington, quien sirvió de su mentor y definió su talento como uno que conserva un estándar de calidad atemporal, además de Dizzy Gillespie y Miles Davis.
Se pesentó en recintos de Nueva York, especialmente en el Café Society Downtown, Baltimore, Chicago y Kansas City, donde ayudó a desarrollar el sonido swing.
A pesar del gran éxito nacional, fue en Nueva York donde Mary Lou encontró su casa y estableció sus famosos workshops, trabajando día y noche con Thelonious Monk y Charlie Parker, con quienes colaboró en diversas composiciones y en movimientos activistas por los derechos humanos. En estos años, también apadrinó talentos como Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan y Nina Simone, por quien veló en la incorporación de las nuevas tendencias del género y en la defensa de su inclusión.
En 1952, la gran mente detrás tantas composiciones como Walkin' and Swingin, Little Joe from Chicago, Mary's Idea, Froggy Bottom, Trumpet No End y muchos más, aceptó una oferta para trabajar en Inglaterra, aunque estaba física y emocionalmente agotada.
Una noche mientras ofrecía un concierto en París, se levantó del piano y dejó de actuar durante tres años. Durante este descanso, Mary Lou pasó por un período de intensa reflexión sobre el significado del trabajo de su vida.
Regresó en 1957 convertida al catolicismo y reclamó su verdadero poder como una de las defensoras más feroces del jazz, haciendo música espiritual pero política, con un claro propósito, cantando también sobre un sistema que vería su talento, pero no su humanidad. Su fuerza y propuesta llena de soul recibió los halagos que tal vez se detenían cuando comenzaba su carrera.
Mary Lou Williams, entrando hacia la década de 1960, llevaba al jazz a nuevos lugares. Ayudada por dos sacerdotes, los padres John Crowley y Anthony Woods, quienes le comentaron que crear jazz era su forma única de servir a Dios, hizo conciertos públicos, presencias en servicios dominicales y lideró la expresión afroamericana junto a los nombres anterioremente mencionados.
Dedicó sus años posteriores a transmitir mensajes de paz y a velar por el sonido y la educación del jazz en escuelas y espacios públicos transmitiendo un mensaje llamado el Árbol del Jazz, un material ilustrado a lado de sus presentaciones que trazaba una línea directa como troncos de un árbol, la evolución del género desde la esclavitud, al ragtime, luego al swing de Kansas City, el be-bop, del cual se le considera precursora, y finalmente el sonido actual de la época.
Con el paso de los años, aceptó un puesto en la Universidad de Duke, donde educó entendiendo que el jazz siempre ha tenido que ver con la supervivencia, sobre encontrar una forma de vivir la opresión y el dolor. Esto hizo su trabajo educativo se impartiera con un sentido de gran urgencia, ya que no solo aseguraba de alguna forma que el género sobreviviera, sino que sus oyentes pudieran ser aún más conscientes del mundo que los rodea y de la capacidad de un sonido que jamás morirá.
Con más de 350 composiciones en su haber, la huella de Mary Lou Williams en el jazz es eterna. Murió el 28 de mayo de 1981, a la edad de 71.