El turco Nazmi Ziya Güran fue más que un pintor, fue un detallado observador de la ciudad que lo vió crecer.
Nacido en 1881 en el barrio de Horhor durante el reinado del Imperio otomano, se enroló y se graduó en 1901 de la Escuela de Ciencias Políticas, en donde se matriculó gracias a la oposición de su padre, quien no apoyaba su deseo de ser artista.
Fuente: Rezan Has Müzesi
Tras la muerte de su figura paterna el mismo año de su graduación, Nazmi Ziya Güran finalmente pudo entrar a la Academia de Bellas Artes de Estambul, en donde estudió bajo la dirección de Salvatore Valeri, quien lo introdujo a los pintores de la Generación de 1914, quienes dibujaban el caos del que huían, y lo conjuraban para poder olvidar.
Mientras comenzaba su carrera, el joven tuvo un encuentro con el pintor francés Paul Signac, que visitó su ciudad mientras navegaba por el Mediterráneo, un hecho que pudo haber influido en su estilo deseado.
Aunque fueron años prósperos de trabajo e inspiración, el joven artista se cansó de esperar su graduación, por lo que se fue a París en 1908, donde tomó clases en la Académie Julian, trabajando en los estudios de Marcel Baschet y Lionel Royer. Luego, se matriculó en la École nationale supérieure des Beaux-Arts y estudió con Fernand Cormon, uno de los principales pintores de temas históricos de la Francia de finales del siglo XIX
En ese momento de su vida, el impresionismo cobró una notable presencia en su trabajo, con lo que fue ampliamente recibido en el escenario parisino de la pintura, donde hizo copias meticulosas de pinturas que se mostraron en el Louvre.
Mientras deslizó su pincel por jardines y parques, árboles, huertas, campos, calles y barrios, villas y mansiones, playas y muelles de esta hermosa ciudad, fue un narrador del mar, los barcos, las mezquitas y las iglesias de Estambul, así como de la gente en este entorno natural y urbano.
Fuente: Rezan Has Müzesi
El éxito de sus lienzos lo llevaron después a viajar por Alemania y Austria, donde se fascinó por el trabajo de Theodor von Hörmann, uno de los impresionistas más distinguidos de Europa, quien influenció definitivamente sus colores.
En 1914 regresó a casa y se instaló en Esmirna, donde encontró empleo en el Teacher's College y trabajó como inspector de la Dirección de Educación provincial, un puesto que disfrutaría dada la docencia y el contacto que implicaba con los aspirantes al arte.
Con los constantes conflictos en los que se enfrascó su país, se vió forzado a dedicarse a otras actividades, como la avicultura y la fabricación de calzado para poder ayudar a la manutención de su familia. no obstante, nunca frenó su talento frente al lienzo, por lo que se convirtió en uno de los pintores más productivos de la escena turca.
Fuente: Rezan Has Müzesi
Después de la guerra, se convirtió en director de la Escuela Industrial de Bellas Artes de Estambúl, y continuó su pintura de paisajes, a menudo pintando la misma escena en diferentes momentos del día para capturar los cambios de luz, un detalle ultra distintivo de su trabajo.
En 1928, tras años de fogueo artístico, pintó una obra para el rey Amanullah Khan de Afganistán, quien al comprarla, le dió la proyección internacional que tanto le había hecho falta.
En 1937 recibió sus propias secciones en una importante exposición organizada por la Sociedad de Arte, lo que ayudó a mover y montar decenas de sus obras, no obstante, en medio de este gran esfuerzo, sufrió un caso de agotamiento extremo del que nunca se recuperó por completo, muriendo de un ataque al corazón poco después.
Hasta la fecha, sigue a la alza como uno de los pintores turcos más llamativos de su generación.