A Bernard Herrmann se le considera uno de los más grandes compositores de música cinematográfica del siglo XX, capaz de evocar la tensión psicológica y dramática en su música para adaptarse a las necesidades de cualquier película.
Bernard nació en la ciudad de Nueva York el 29 de junio de 1911, como el segundo hijo de inmigrantes judíos rusos.
Su padre, un optometrista, siempre alentó el interés del menor por las artes, por lo que llevaba a sus dos hijos constatemente a la ópera, a la sinfonía y dándoles a cada uno un instrumento musical para tocar desde una edad muy temprana; en el caso de Bernard, un violín.
Mientras el joven compositor estudiaba en el sistema de escuelas públicas del estado, además de ser un virtuoso para el violín, se hizo un lector voraz que disfrutaba de las obras de escritores individualistas e iconoclastas como DH Lawrence, Eugene O'Neill y James McNeill Whistler, el último de cuyos ensayos The Gentle Art of Making Enemies le proporcionaría inspiración en una escala más volátil y aseguraría la base de su personalidad idiosincrásica.
A la par, Herrmann estudió las partituras de los grandes sinfonistas, tocando las grabaciones de gramófono de su padre y asistiendo a los conciertos del Carnegie Hall, una actividad que para sus 13 años, había marcado el inicio de su educación musical formal, por lo que en 1927 se inscribió al DeWitt Clinton High School, donde conocería a uno de sus compañeros de clase, Jerome Moross y Gustav Heine, quienes le enseñaron todos los conceptos básicos de su oficio.
CBS Concert Orchestra – Bernard Herrmann – March 22, 1949. Fuente: Pinterest
En 1929 se matriculó en NYU y se marchó en 1930 para asistir a Julliard School of Music, un lugar donde se unió al Grupo de Jóvenes Compositores.
Su inquiertud por el constante aprendizaje llevó a dejar la escuela en 1932 y conocer a Ruben Goldmark y Bernard Wagenaar, quienes lo introdujeron a la radio, donde trabajó en composición y orquestación junto al compositor y musicólogo australiano expatriado Percy Grainger, cuyo conocimiento enciclopédico de la música del mundo, además de su estilo excéntrico y su programa poco ortodoxo, cimentarían el de Herrmann.
En 1933, Herrmann fue invitado a dirigir la Nueva Orquesta de Cámara con interpretaciones de sus propias obras, y tras notables resultados, fue contratado al año siguiente por el director musical de CBS Radio, Johnny Green, quien programó y dirigió la música de Bernard Herrmann, presentando a sus oyentes obras nuevas e inusuales canciones que catapultaron la carrera del compositor como jamás había imaginado.
En 1937, tras unos primeros años de ascenso, fue elegido para componer y dirigir el Columbia Workshop, una serie de radio de CBS que presentaba el talento de varios grandes escritores y directores.
Esto dió pie a que en 1938 fuera contratado para musicalizar la serie dramática The Mercury Theatre on the Air, cuyo brillante fundador y director fue Orson Welles, quien aún estaba por estrenar, La guerra de los mundos en colaboración del mismo Herrmann, lo que los llevó a una notoriedad que ninguno de los dos era capaz de anticipar.
En 1941, Welles invitó a Herrmann a Hollywood para componer y dirigir la música de su primera película Citizen Kane, que se estrenó en 1941.
Dicho trabajo les aseguró su su huella distintiva en el cine, donde Herrmann se desarrolló como un trabajador intenso aunque creativo y comprometido con una buena entrega.
Herrmann trabajó a lado de Welles en The Magnificent Ambersons, pero su música fue muy cortada por el estudio, lo que marcó el final de su colaboración con el director de cine.
Durante la década de 1950, la última década de la "Edad de Oro" de Hollywood, compuso algunas de sus mejores partituras, estableciendo una alianza con Alfred Hitchcock, que incluye obras maestras tan incondicionales como The Trouble with Harry (1955), Vertigo (1958), North by Northwest (1959) y, quizás, el más famoso de todos, Psycho (1960), donde creó lo que llamó un "sonido en blanco y negro" para reflejar las imágenes en blanco y negro.
Tras la desaparición del sistema de estudios, Herrmann se trasladó a Inglaterra, donde su formidable talento fue redescubierto por una nueva generación de directores como François Truffaut, Brian DePalma, Larry Cohen y Martin Scorsese.
Bernard Herrmann murió mientras dormía el 24 de diciembre de 1975, un día después de las últimas sesiones de grabación de Taxi Driver, dejando un legado de grandes bandas sonoras, único en todo el cine.