Vera Lynn es recordada por muchos como la gran voz que levantó la moral de los británicos durante la Segunda Guerra Mundial, pero para otros, es el constante recordatorio de una promesa que nunca cumplió.
Y es que con sus viajes a las zonas de conflicto e himnos como We’ll Meet Again, Vera es recordada como un rayo de esperanza ante la adversidad y un factor esencial a la hora de valorar el rendimiento del ejército británico en la contienda global, pero mientras algunos encontraban la esperanza en su letra, hay otros que no hallaron consuelo en su gran voz, porque para ellos, no hubo reencuentro.
Una de esas personas es Roger Waters de Pink Floyd, que con la canción Vera del disco The Wall, no duda en preguntar qué ha sido de la cantante, y más aún, del augurio que hizo, porque para él, este no se cumplió.
Pero al final, esa es solo una de las varias razones por la cual vale la pena recordar la increíble historia de esta artista, nacida Vera Margaret Welch el 20 de marzo de 1917 en el suburbio londinense de East Ham, y quien desde una edad temprana descubrió su gran tonada que la llevó a tocar en clubes locales cuando tenía 7 años.
Cuando cumplió los 11, abandonó la escuela para dedicarse de tiempo completo a ser bailarina y cantante en un recinto dedicado a conciertos de música de nuevos talentos, cambiándose el nombre a Vera Lynn, tomando prestado el apellido de soltera de su abuela.
Durante la década de 1930, la niña prodigio se convirtió en una voz habitual de la radio y las orquestas de Londres, llevando su popularidad hasta el punto de despachar un millón de discos cuando apenas había superado los 20.
Su debut en la radio llego en 1935, cantando para la orquesta de Joe Loss, que le dio varias apariciones regulares en los medios y amplió considerablemente su círculo de fanáticos.
Sin embargo, cuando estalló el conflicto bélico de 1939, la carrera musical de la talentosa Vera parecía que estaba por llegar a su fin antes de verdaderamente explotar sus cualidades. Ante dicho momento de incertidumbre, la cantante vio un reto y optó por convertir su figura en un bálsamo para las tropas de su país durante las horas más oscuras.
En los momento más difíciles para el país británico, el mensaje de Vera tocó la fibra sensible de las tropas en el extranjero y sus familiares en casa. Su estilo realista la estableció rápidamente como el antídoto favorito del público contra la miseria del apagón y el Blitz (el término con el que se conoce a los bombardeos sostenidos en el Reino Unido por parte de la Alemania nazi).
Con apariciones en el London Palladium y Holborn Empire, Vera Lynn demostró ser un tónico nacional en aquellos ansiosos días. Dado su gran éxito, le dieron su propio programa de radio, y gracias a los transmisores de onda corta de la BBC, su oyó en todo el mundo.
En 1944, y durante tres meses, Lynn entretuvo a las tropas, actuó en hospitales y campamentos del ejército, y viajó hasta India y Birmania cuando casi ningún cantante o humorista se atrevía a acercarse a esos territorios.
Al final, esta sería la gira más importante de su carrera. Tenía 27 años y era la primera vez que viajaba en avión. Se hospedó en tiendas de campaña y chozas de pasto, pasando por alto varios días de baño. Aunque su vida siempre estuvo en peligro en dicho territorio por la compleja situación, Vera explicó que lo importante era que los muchachos fueran entretenidos y pasaron un buen rato.
En la cima de su fama, Vera arriesgó su vida para ponerle banda sonora a la guerra, porque para ella, era vital darle un toque de hogar a los soldados.
Para Vera, era vital llevarle un cacho de casa a los soldados. Fuente: BBC | Getty Images.
La valentía, el talento y la innovacón que representaba Vera Lynn para su época inspiró un antes y un después en la importancia del entretenimiento para los ejércitos durante tiempos de conflicto, ya que Marlene Dietrich replicó sus pasos visitando al ejército aliado en la misma época. Marilyn Monroe actuó en Corea en 1954, y Raquel Welch se juntó con Bob Hope para una actuación en Saigon durante la Guerra de Vietnam.
El éxito de la cantante inglesa continuó hasta los tiempos de paz y, en 1952, se convirtió en la primera artista británica en tener un éxito número uno en Estados Unidos con la canción Auf Wiedersehen, Sweetheart.
Dos años después, tuvo su único single británico número uno con My Son, My Son.
Nunca se retiró y siempre estuvo feliz de moverse en nuevas direcciones, en particular con una versión de Thank You For The Music de Abba. Sin embargo, estaba claro que el público, incluidos los nacidos mucho después de la guerra, querían escucharla interpretar sus canciones clásicas.
En 2009, a la edad de 92 años, Lynn se convirtió en la artista viva de mayor edad en encabezar la lista de álbumes británica, superando en ventas tanto a Arctic Monkeys como a The Beatles, con quienes compartió el top 10.
Tras su muerte el 18 de junio de 2020, el legado de Vera es uno de esperanza, pero también de tragedia y promesas no cumplidas, que al final, solo empatan la polaridad de la guerra, donde algunas ganan, otros recuperan, y otros pierden, pero todos tienen la voz de Vera Lynn para recordar que el sol volverá a salir.