El artista peruano Daniel Defilippi plantea en sus obras tres ejes principales que se basan en el estudio de la arquitectura, la síntesis y el ser humano. En base a esto, usa la geometría como herramienta de diálogo para transcribir ideas, parámetros y sensaciones que se relacionan a través de la deconstrucción.
Dichas estructuras funcionan como una gran ciudad que se construye sobre un espacio infinito en un orden caótico que obliga a los distintos elementos a colapsar y entrelazarse para volver a fracturarse en instantes de tiempo indefinidos.
Por eso para Defilippi la técnica de un artista es una extensión de su pensamiento y es por eso que ha buscado un vinculo eficiente entre los medios expresivos que brinda la arquitectura como las estructuras en papel, el ensamblaje, las superficies y los medios digitales.
Todo lo anterior ligado a las bases concretas de la pintura para poder producir un lenguaje propio. Daniel Defilippi se centra en el Hard-edge como eje principal que conecta los diversos medios que practica y que todo tiene una unidad por medio del uso de la geometría y las formas puras pudiendo relacionarse en distintos medios y superficies.
Para este artista todo tiene un orden y, aunque a simple vista no lo parezca, es más fácil observarlo con una vista a vuelo de pájaro y ver cómo interactúa todo entre sí.
Actualmente Daniel Defilippi es uno de las talentosas artistas que forman parte de LA GALERÍA, por lo que te invitamos a conocerlo un poco mejor a través de Bio FAHRENHEIT°.
Ciudades expansivas 2. Daniel Defilippi. Foto: Cortesía
¿Estudiaste arte o eres autodidacta?
No estudié arte como tal. Desde pequeño era buen dibujante y tenía una predisposición por las artes. Sin embargo, no era una carrera del agrado de mi familia. Terminé estudiando arquitectura, una carrera cercana a las artes que me dio bases para mis primeros proyectos. Todo lo demás lo fui aprendiendo en el camino.
¿Cómo describirías tu profesión en una frase?
Como una aventura en donde nunca sabes dónde vas a terminar. La arquitectura y el arte tienen esa característica, crees que sigues un rumbo recto, pero el camino es confuso y lleno de posibilidades. Uno nunca sabe qué le deparará el destino y eso es lo interesante.
¿Cuál fue la primera obra que te marcó para iniciar tu camino en el arte?
De pequeño siempre me llamó la atención el arte. Desde los 15 me dedicaba a pintar y a recrear obras de arte que me gustaban como las de Monet, Picasso, Modigliani, etc. Recuerdo un fanatismo significativo por la obra de Vincent van Gogh, principalmente por sus girasoles. De alguna manera sentía que era un reflejo de mí y de mi estado emocional por aquellas épocas en donde no sabía a dónde ir, ni a dónde quería llegar. Sin embargo, esos girasoles, su composición, su esencia y, sobre todo, su intensidad me llenaba de fuerza por esos días de juventud.
¿Lugar de inspiración o reflexión?
Creo que el lugar de mayor inspiración siempre ha sido mi propia habitación. Es un espacio importante de diálogo conmigo mismo para poder reflexionar, expresar y crear.
¿Cuál es tu punto de encuentro favorito con los amigos?
Siempre he sido una persona solitaria. Creo que parques, museos, librerías, cafés, etc. Cualquier lugar sería mi punto de encuentro favorito si mi pareja está allí. La conozco desde muy joven y siempre hemos sido dos almas perdidas en una ciudad revuelta y caótica.
¿Cuál fue tu primera obra?
Fue una obra que presenté para una exposición por el bicentenario del Perú. Fue una pieza hecha con múltiples materiales como cartón pintado, metacrilato, madera de cedro pintada, etc. Tenía intensión de hacer muchas cosas, pero aún no era diestro en el manejo de ciertos materiales y era todo un desorden. Tenía la imagen en mi cabeza, los bocetos, las piezas, pero mi perfeccionismo me jugaba en contra. Recuerdo haberme aislado completamente para poder terminarla y poder estudiar todos los pasos que tenía que realizar para poder llegar al fin que deseaba. Finalmente, la obra estaba lista y me daba cuenta que había sido más egoísta de lo que pensaba ya que más que hacer una obra sobre el Perú era un “cómo me siento yo en el Perú”. Es por ello que todas las piezas flotaban y los colores no se tocaban. Todo en equilibrio y fuerza, pero desintegrado y solitario dentro de un espacio ambiguo.
Tres creadores que admiras
Tal vez es un poco cliché, pero disfruto mucho la obra de los grandes maestros. Tengo muy presente la obra de Bridget Riley, Josef Albers y de Kazimir Malévich.
¿Qué significa para ti crear?
Para mí, crear tiene mucho que ver con la investigación. Para poder crear uno tiene que entender conceptos e integrarlos de una forma original para poder enfrentarse al mundo, a la crítica y a nosotros mismos. Es un proceso en donde poco a poco conocemos más de nosotros mismos por medio de esta interacción.
¿Qué es lo más importante en tu día a día?
Lo más importante es siempre tener tiempo para aprender algo nuevo, me gusta ser inmersivo en los libros y las películas.
En tres palabras, ¿cómo te describen tus cercanos?
Solitario, ambicioso y terco.