Oscuridad y luz, tierra y cosmos, elegancia y brutalidad, orgánico e intangible. Estos conceptos opuestos se traducen en las dicotomías que forman parte de la esencia de la obra de Beatriz Zamora.
Nacida en 1935, Beatriz Zamora es una de las artistas plásticas más emblemáticas y prolíficas de la Generación de la Ruptura. A sus 88 años, la obra de Beatriz, conformada por más de 4,000 piezas, sigue siendo un referente en el panorama artístico nacional e internacional.
La obra de Beatriz Zamora se distingue generalmente por el uso del negro. Un color que refleja la amplitud del cosmos y la profundidad de nuestra mente; el enlace a través del cual podemos satisfacer nuestro constante deseo de inmensidad y paz.
La trayectoria de Beatriz Zamora abarca más de cinco décadas en los que siempre estuvo presente el compromiso con la experimentación y el deseo de romper barreras figurativas convencionales.
La artista Beatriz Zamora ha creado un lenguaje visual que se manifiesta a través de sus silencios y oscuridades.
En sus inicios, la artista experimentó con técnicas y materiales, que incluyen la pintura de caballete, el dibujo y la cerámica. Continuando con su proceso de profundo autoconocimiento – que le tomó 10 años –, Beatriz llega al Negro, convirtiéndose en el Leitmotiv de su producción creativa.
Extendiendo la profundidad monocromática del negro, Beatriz logra una fuerte versatilidad a través de materiales – piedras y materiales orgánicos – que trascienden nuestra existencia, como la pirita, el negro de humo, el carbón y el carburo de silicio.
El juego de texturas logrado a través de estos materiales, hace que las piezas de Beatriz Zamora adquieran una materialidad casi escultórica y una riqueza poética única. La forma y la materia se ensanchan y se desprenden en búsqueda de una dimensión espiritual y mística.
El Negro No. 2750, 2004. Beatriz Zamora. Foto: Cortesía
Beatriz, a través del uso adecuado y controlado del espacio pictórico, crea un lenguaje visual que se manifiesta a través de sus silencios y oscuridades, donde el minimalismo tiene fuerza y potencial expresivo. Sus soportes, que van de pequeños formatos a monumentales, son plasmados con una energía corporal, física y matérica que va más allá del Action Painting.
Al abandonar la forma y el color, Zamora se enfrentó a muchos desafíos en su carrera artística, pero su inquebrantable pasión y convicción le permitieron prosperar en el mundo del arte contemporáneo.
Las contribuciones del trabajo de Beatriz Zamora al mundo del arte son invaluables. Su arte confronta valientemente nuestras ideas y nos permite explorar el diverso paisaje emocional del color negro. Su obra seguirá resonando entre las generaciones futuras, proporcionando un vívido testimonio de su compromiso inquebrantable con la búsqueda de su visión artística.