El nombre de Gunther Gerzso confunde a muchos, pues se cree que se trata de un artista europeo y no mexicano. Pero lo fue, y no solo eso, sino que se convirtió en el enlace entre dos generaciones: la Escuela Mexicana de Pintura y la Ruptura.
A partir de este, de Mathias Goeritz y de Carlos Mérida es que aparece la generación de Manuel Felguérez, Vicente Rojo, Lilia Carrillo, y otros más.
Gerzso lleva ese nombre y ese apellido porque su padre y su madre eran europeos, pero él nació en la Ciudad de México, el 17 de junio de 1915.
Cuando su padre murió, siendo él aún joven, su madre lo envió a Europa para que lo criara uno de sus tíos, que resultó ser coleccionista y especialista en arte, insertado en un contexto privilegiado, cercano a artistas y promotores del periodo entreguerras.
Cuando Gunther Gerzso regresó a México fue natural su identificación con el grupo de artistas exiliados europeos, entre ellos Remedios Varo y Leonora Carrington, quienes lo alentaron a pintar.
Pero ésta no era su profesión. Él trabajaba como escenógrafo, con una larga lista de colaboraciones en teatro y cine.
Sus primeras pinturas han sido catalogadas como surrealistas, pero en realidad se trató de una reacción al periodo de la Segunda Guerra Mundial que se vivía, como lo muestra en El descuartizado, de 1944.
Al cambiar de contexto social, Gerzso empezó a trabajar con un sentido más poético, en el tenor de Mathias Goeritz y hasta Luis Barragán, alejándose de la figuración.
Siempre fue reconocido por la crítica, tuvo un mercado importante, pero fue un artista local. No fue hasta hace unos 15 años que su obra se empezó a conocer a nivel internacional.
Gunther Gerzso fue un pintor con personalidad, con una singularidad estilística, reconocible a simple vista.