El baterista Jim Gordon, quien formó parte de la banda Derek and the Dominos, del guitarrista Eric Clapton, e hizo colaboraciones con los Beach Boys y con el beatle George Harrison, ha muerto. Su vida, llena de claroscuros que van de la genialidad al horror.
Tiene contrastes tan grandes como haber sido el brillante coautor de Layla, una clásica del rock e himno silente del trío amoroso que formaron Patty Boyd-Harrison-Clapton, y haber asesinado a su propia madre, cuya condena purgaba hasta el día de su muerte. Pocas vidas tan oscuras, como la de Gordon.
El californiano James Beck Gordon murió a los 77 años en un centro para tratar enfermedades mentales de personas en prisión en Vacaville, California. Estaba en prisión desde 1983, cuando fue sentenciado como culpable del asesinato a su madre, utilizando un martillo y un cuchillo.
Nacido bajo el signo zodiacal de cáncer, el 14 de julio de 1945, poco mostraba del perfil apacible y de luna taciturna de esta carta zodiacal.
Layla
Acaso su principal creación –de las innumerables piezas que hizo e interpretó con magistral técnica– sea Layla, la canción que hizo junto a su amigo y compañero el guitarrista Eric Clapton, quien la preparó como una dedicatoria y grito desesperado en el cual ahogar su obsesión erótico-amorosa por la esposa del beatle George Harrison: la modelo Patty Boyd.
Boyd y Harrison se conocieron en el rodaje de la película de Los Beatles A hard day’s night (La noche de un día difícil). En enero de 1966, la pareja contrajo nupcias. Pero después del camino de abuso de alcohol, drogas y el abrasivo impacto de los nutrientes espirituales que el beatle encontró en la India, la pareja tuvo problemas de constantes infidelidades. Patty Boyd no dudó en vengar los affairs de Harrison con el propio John Lennon y el líder de los Stones, Mick Jagger.
Pero existía un rockero más enamorado de ella al punto de la obsesión. El joven guitarrista Eric Clapton, quien la conoció en 1968, estaba enamorado de Patty Boyd y se propuso conquistarla, aún si era esposa de su amigo Harrison. Ella desairó constantemente a Clapton, y él –junto con Jim Gordon– creó Layla para enjuagar su frustración.
Tras una campaña de insistencias obsesivas, Clapton logró una relación clandestina con Patty Boyd, y al enterarse, Harrison le soltó a su amigo una frase nada amable y totalmente machista y cosificadora: “Es toda tuya, amigo, tómala”.
“Fue un momento increíblemente creativo para mí. Empujado por mi obsesión por Patty, escribía mucho. Todas las canciones del disco (Layla and Other Assorted Love Songs, de 1970, dos años después de haberla conocido) hablan de ella y de nuestra relación. Layla era el tema clave, y un intento deliberado de hablar con Patty del hecho de que se estaba resistiendo y no se atrevía a dejar a George e irse a vivir conmigo”, narra Clapton en sus memorias.
Eric Clapton, Bobby Whitlock, Jim Gordon y Carl Radle. Foto: El País
La vida de Gordon
Jim Gordon formó parte del catálogo de músicos de relleno para sesiones de una sola vez llamado Wrecking Crew, que fue empleado en cientos de grabaciones de estudio durante los años 60. Década fue gloriosa para el rock.
Podemos escuchar su batería en discos de los Beach Boys, Carly Simon, John Lennon, George Harrison, Joan Baez y The Byrds, entre muchos. Pero el punto culminante de la carrera de Gordon fue estar al lado de una estrella de gran talento en un momento de apabullante creatividad. Ese rockero era Eric Clapton. El guitarrista británico montó Derek and the Dominos después de Cream y Blind Faith.
Después de aquello, Clapton buscaba desengancharse de la heroína y un poco de paz a su alrededor. La tranquilidad la encontró en el dúo Delaney & Bonnie, con los que se fue de gira.
Jim Gordon entró en ese triángulo íntimo por un poco por casualidad. Con la canción de Layla ya montada, Clapton escuchó en el estudio a Gordon improvisando con el piano –su segundo instrumento después de la batería– y le impactó la melodía al grado que le propuso introducirla como coda de Layla.
El baterista Jim Gordon murió en una prisión, pues pagaba condena por haber asesinado a su madre. Foto: Los Angeles Times
Después de esa experiencia fugaz de un solo disco con Clapton, Jim Gordon siguió colaborando: Ringo Starr, Alice Cooper, Tom Waits o Tom Petty. Pero a mediados de los 70, se perdió en el consumo de heroína y alcohol, y sufrió episodios psicóticos. Le diagnosticaron esquizofrenia.
En 1983, asesinó a martillazos y con un cuchillo a su madre, la única persona que se empeñaba en ayudarle.
“No tenía ningún interés en matarla. Solo quería alejarme de ella. Y no tuve elección. Fue fácil, porque yo parecía un zombi que era guiado por alguien”, señala su declaración.
Pasó 40 años preso, hasta su muerte.