Richard Wathen pinta retratos ficticios que invitan a la ambigüedad.
Su interés radica en retratar a su sujeto en más de un momento de sus vidas, en el que toma la idea cubista de múltiples puntos de vista y la aplica al tiempo.
Las figuras de su obra parecen frágiles, perdidas en la contemplación, y tal vez considerando las sensaciones incomunicables de estar vivo, mientras que su edad y género son a menudo inciertos.
Aunque Richard pinta una variedad de figuras, incluidos adolescentes, mujeres desnudas, ancianos, y en ocasiones animales, afirma que todas sus obras son autobiográficas y dice: "Considero que todos los retratos son autorretratos". Cada una de sus ellas comienza con un recuerdo, que a menudo encarna en la figura de un ser humano, haciendo referencias autobiográficas con sus elecciones de vestimenta, género, color y atavíos.
Fuente: Richard Wathen Gallery
Wathen combina estas referencias personales con las de la historia del arte, sus obras evocan el estilo de los maestros retratistas como Thomas Gainsborough, pero con un giro inquietante, a veces siniestro.
El artista se graduó con una maestría en Bellas Artes en el Chelsea College of Art & Design de Londres en 1996 después de completar su BA (Hons) Fine Art en la Winchester School of Art en 1995.
Desde su titulación, ha expuesto en importantes galerías e instituciones de todo el mundo teniendo en cuenta la idea de los cubistas de retratar múltiples puntos de vista simultáneamente; de esta manera, las muestras de Wathen aplican la noción al tiempo, retratando a personas en más de un momento de su vida al mismo tiempo.
Hurgando la inspiración del artista, la práctica de Richard tiene sus raíces en la tradición histórica del arte de la pintura de retratos; en ellas, inventa figuras, incluso tipologías, en cierto sentido. Sus personajes se representan en un escenario histórico, cada uno con sus atributos.
Desde hace algunos años, sin embargo, toda contextualización ha desaparecido, ya que sus personajes aparecen frente a un fondo monocromático y solo portan accesorios 'mudos' como una flor o una copa. El género o la edad de sus personajes no está claro, pero todos parecen ser muy introvertidos. Sumidos en un frágil estado de contemplación, miran tristemente al frente, cuestionando.
Una ausencia establece relaciones inciertas entre los individuos. Cada imagen parece familiar pero para Wathen los retratos tienen una carga psicológica. Además, la relación de sus figuras con un animal, en particular un conejo, remite a la vulnerabilidad -la persona que sostiene al conejo tiene protección y control, amor y complacencia- y nuestras inseguridades. De esta manera, todas sus pinturas son también una forma de ampliar el vocabulario formal y técnico del pintor.
Las pinturas de Wathen filtran lentamente su significado, las estructuras temporales que se han ido configurando, sus anacronismos y compresiones.