Establecido como uno de los principales defensores del movimiento realista cínico de principios de la década de 1990, el trabajo de Fang Lijun es una representación de la desilusión de la juventud china; una generación definida por los eventos en la Plaza de Tiananmen y las políticas internas internas de China.
Nacido en 1963 en Handan, China, Fang recibió su formación formal en la Academia de Bellas Artes de Beijing, donde estudió grabado mientras veía todos los acontecimientos que azotaban a su nación, por lo que mientras mejor empleaba las técnicas sobre los lienzos, construyó colores alrededor de narrativas sueltas, volviendo sus imágenes en sentimientos de desencanto, angustia y rebelión, comunicando sugerencias ficticias transmitidas a través de su estilo ilustrativo y un protagonista calvo recurrente.
La práctica de Fang exhibe una habilidad técnica enrarecida que definió a través de su formación en Realismo Social, donde llevó a cabo una combinación de esta estética con referencias a los cómics contemporáneos, el arte popular y la pintura dinástica, destilando así una posición de integridad de la tradición y el mundo moderno, lo que le dio una fascinante proyección.
Fuente: Ocula Magazine
Las monumentales impresiones de Fang reviven además la antigua práctica asiática de la impresión en bloques de madera, un proceso complicado y exigente de tallar una imagen "negativa" en un panel, recubrir la superficie con tinta e imprimir la imagen en el papel, por lo que cada color y tono de sus obras requiere una placa y un orden de impresión por separados debido a su inmensa escala.
Las imágenes de Fang están compuestas en varios pergaminos contiguos, haciendo que cada uno de sus grabados describa la difícil situación del individuo contra la "masa", creando una contemplación espiritual de la soledad, la búsqueda de lo personal frente a la adversidad, uno de los temas más recurrentes en su trabajo.
Cuando uno se encuentra frente al trabajo del pintor chino, las figuras parecen estar mirando hacia el cielo mientras sus sonrisas evocan una sensación de ansiedad colectiva.
En el uso de colores chillones de su marca, el artista crea con éxito una tensión entre el idealismo y la impotencia, un sentimiento que tuvo especial relevancia cuando su trabajo ganó reconocimiento internacional por primera vez en la década de 1990, sin embargo, en la actualidad, continúa encontrando una potencia renovada.
El anonimato de las calvas figuras de Fang es, como explica el artista, un medio para permitir a los espectadores proyectarse sobre la obra y entrar en un proceso de autorreflexión.
De eso justamente se trata el trabajo de Fang Lijun, de establecerse como identidad y reflejo de una sociedad cambiante, y que frente ante tanto choque, el espectador volteé al arte para entender su entorno.