Dong Qichang no solo fue un destacado paisajista, calígrafo y teórico del arte chino, también fue un político que llevó una vida controvertida y solitaria, envuelta en desafiantes actitudes y problemas que se ven reflejados en sus pinceladas salvajes.
Dong nació en una familia erudita en 1555 en Huating, ahora Shanghai, China, y aunque vivió y murió durante la dinastía Ming, su influencia es considerada una de las más importantes de todo el país.
A la edad de 12 años tomó y aprobó un examen de servicio civil donde ganó un lugar en la Escuela de Gobierno. Más tarde, a sus 17, tomó el examen de servicio civil imperial, sin embargo, quedó en segundo lugar porque, aunque brillante, su caligrafía era desordenada, y al haber sido educado como un perfeccionista, Qichang pasó los siguientes años entrenándose para mejorar su técnica.
Dedicó sus años juveniles a perfeccionar su arte con un determinación fascinante, pero nunca dejó de lado sus dotes rebeldes que lo metieron en problemas con sus compañeros y maestros de los institutos donde estudió.
A pesar de su formación en las artes, debido a las influencia de su familia, a los 35 años fue nombrado funcionario de alto rango del gobierno imperial, aunque siempre reconocido también por sus habilidades en caligrafía.
En 1590, Dong viajó a Pekín para servir en la Academia Imperial como tutor del príncipe de China, pero tras nueve años en el cargo, se vio envuelto en una disputa política, en acusasiones de violencia contra mujeres y a una rara enfermad, lo que provocó su jubilación temporal.
En 1604, cuando intentó regresar a la Academia, algunos estudiantes se levantaron en su contra, y enfurecidos incendiaron su casa, lo que lo llevó a permanecer en el retiro hasta 1622, cuando fue contratado para reunir una historia de la dinastía Ming.
A pesar de sus aportes, se retiró nuevamente en 1631 gracias a su antiguas disputas, por lo que regresó a Pekín una vez más para ser tutor del príncipe heredero.
Aunque ya contaba con una edad avanzada, estos años fueron algunos de sus más productivos. Consciente de su realidad social, política y emocional que lo rodeaba, Dong Qichang reunió sus conocimientos y pintó paisajes que lograron una alta demanda dentro del círculo real donde se desempeñaba.
Sus trabajos, de acuerdo al mismo pintor, no eran pertenecientes a la corriente del naturalismo, un método que se define por reflejar con mucho realismo la parte más cruda y desagradable de la realidad, ya que una pintura no puede aspirar a igualar la belleza del mundo real. Pero, por otro lado, el mundo natural jamás podría igualar lo que un artista puede hacer con el pincel y la tinta.
En cierto sentido, las pinturas de Dong Qichang parecen ser mapas incluyendo todos los principios de la caligrafía, acercándose lo abstracto dado el dinamismo de las formas que crean cierta confusión visual.
Para varios críticos, los lienzos pueden cargar un mensaje más profundo, una declaración personal o política, convirtiendo deliberadamente su pintura en una de desorden e inestabilidad.
Estas ideas que resaltan en la obra de Qichang continúan influyendo en la teoría estética china. Con una profunda influencia, su caligrafía fue considerada como la muestra del saber hasta mediados de la dinastía Qing, que duró desde 1644 hasta 1911.
Tras todos estos esfuerzos que se comenzaron a gestar cuatro años atrás, en 1635, Qichang decidió que estaba listo para un verdadero retiro donde podría centrarse en su arte, sin embargo, su enfermedad empeoró y lo inhabilitó, causando su muerte en 1636, con tantas ideas y aventuras que quería emprender para expandir los horizontes de sus montañas.
Con una amplia gama de conocimientos, Dong Qichang fue una expresión integral de la pintura y la caligrafía, gozando de una gran reputación en la historia de las bellas artes en China.
Dong Qichang. Fuente: The Metropolitan Museum of Art.