Mezcla de escritor renegado y enfant terrible, Kenzaburo Oé es considerado como el iniciador de la literatura japonesa de la posguerra.
Autor de novelas, ensayos y cuentos cortos que retratan al oscuro Japón de la posguerra, Oé -cuyo estilo puede ser calificado como realismo grotesco-, se convirtió en el segundo japonés en ganar el Nobel de Literatura.
Heredero de la tradición simbólica de la literatura japonesa, centrado en diseccionar los recovecos de la individualidad y las contradicciones de los sentimientos y pensamientos del hombre, Oé encabeza la tendencia filosófica de la novelística de su país que sucedió en los años 70 a la generación narrativa de Yukio Mishima.
Escritor comprometido con su tiempo por medio de obras que cuestionan la violencia de la guerra y la sociedad, Oé reconoce la influencia que tuvo en su evolución la capitulación de Japón en 1945 tras el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, una huella que se tradujo posteriormente en su oposición a las armas nucleares y su activa participación en movimientos pacifistas.
La humillación que significó para el joven Oé contemplar al divino emperador Hirohito descender ante el pueblo y hablar con voz humana marcó su obra posterior, con la que, según afirma, intenta exorcizar sus demonios.
Hoy, día en el que nació este escritor, decidimos recomendarte tres de sus libros para que así conozcas más sobre su visión del mundo y cómo es que la plasma en sus obras.
ARRANCAD LAS SEMILLAS, FUSILAD A LOS NIÑOS
Este libro narra las proezas de 15 adolescentes de un reformatorio, evacuados en tiempo de guerra a un remoto pueblo de montaña, cuyo alcalde cree que hay que suprimir a los revoltosos desde la raíz.
El narrador, que es el líder de la banda, su hermano pequeño y sus colegas son todos delincuentes marginados, temidos y detestados por los campesinos del lugar.
Cuando se declara una epidemia, los habitantes del pueblo los abandonan y huyen, encerrándolos dentro del pueblo vacío; el breve intento de los chicos de construirse una vida autónoma de dignidad, amor y valor tribal, como reacción a la muerte y a la adulta pesadilla de la guerra, está condenado inevitablemente al fracaso.
UNA CUESTIÓN PERSONAL
Una de las mejores y más crueles novelas de Kenzaburo Oé, animada de una extraña violencia interior, cuenta la terrible odisea de Bird, un joven profesor de inglés abrumado por una cansada existencia cotidiana en el Japón contemporáneo.
Su anhelo secreto es redimirse a través de un mítico viaje por África, donde, según cree, su vida renacerá plena de sentido. Pero tales proyectos sufren un inesperado giro: su esposa da a luz un monstruoso bebé, condenado a una muerte inminente o, en el mejor de los casos, a una vida de vegetal.
DINOS CÓMO SOBREVIVIR A NUESTRA LOCURA
En el relato que da título al volumen así como en Agüi, el monstruo del cielo, Oé vuelve sobre el tema del hijo retrasado para elevarlo a una categoría mítica y alegórica, que sin embargo no pierde la ternura y la violencia de la irrefutable proximidad de lo real.
Como Faulkner en el sur norteamericano marcado por la derrota en la guerra de Secesión o Bernhard en la Austria posterior a la caída del nazismo, en Oé afloran a un tiempo la pérdida y la culpa, el desenmascaramiento de un sistema de mentiras oficiales que intenta esconder bajo el victimismo del vencido las propias miserias morales y los infames y nada casuales errores políticos.
Es allí donde los grandes escritores demuestran que la más genuina diversión literaria trasciende hacia el ámbito de la reflexión y del testimonio del valor histórico y social.