No creo que sea extraño o irrazonable, en un momento como este, preguntarse si nuestra cultura todavía genera héroes.
Claro que ahora hay personas que desafían las expectativas, realizan hazañas heroicas, luchan en guerras justas y redefinen nuestras percepciones de la capacidad y la invención humanas. Pero cuando Muhammad Ali se fue, ciertamente fue el último de su especie.
En bares y barberías, cuando surge el tema del boxeo, una pregunta siempre domina la discusión: ¿Quién fue el más grande de todos los tiempos? Hay argumentos a favor de Rocky Marciano con su récord perfecto de 49 - 0; George Foreman y la fuerza que tenía en su apogeo; Iron Mike Tyson con su velocidad monstruosa y su poder de golpe feroz, y luego, por supuesto, está Ali.
En la noche del 25 de mayo de 1965, los fotógrafos John Rooney de Associated Press y Neil Leifer de Sports illustrated capturaron una de las imágenes más trascendentes del deporte con Ali alzándose triunfante sobre un Sonny Liston derribado. Fuente: Sports History Weekly.
Nacido en 1942, Ali alcanzó la mayoría de edad durante la tensión de la década de 1960, una época en que la poesía y la protesta eran casi inseparables en la cultura popular. Artistas y poetas estuvieron en la primera línea de cada conflicto, llevando la antorcha de la justicia y dándole voz. Y Ali estaba, aunque vagamente, entre este grupo de inadaptados y perturbadores que nunca se cansaron de hablar.
Lo que no se puede discutir es que Muhammad fue el mejor poeta y artista de performance que jamás haya aparecido en un ring profesional. Era alguien que decía la verdad en todos los sentidos, un agitador pacifista con un ingenio irónico que sin esfuerzo convertía en verso cualquier conversación o conferencia de prensa. No era un político como algunos han tratado de hacerlo parecer, pero su presencia, su voz y su convicción de poeta tenían un peso político más allá del de cualquier atleta de su época.
Ali tenía un amor por el lenguaje y una habilidad para el teatro lingüístico que cuando hablaba con franqueza, tenía peso. Era Walt Whitman vestido con un shorts blancos. Nada mal para un hombre que padeció dislexia y apenas se graduó de la escuela secundaria. Aun así, siempre se sintió atraído por las palabras. Y parte del genio de Ali fue precisamente dominar el arte de hacer que sus palabras sirvieran a sus propósitos, tanto dentro como fuera del ring.
Ali predijo sus victorias con una seguridad que, aunque pareciera dura y desagradable para algunos, solo se convirtieron en una muestra más de un ego para nada vacío. Era un poeta físico tan contundente que cuando decía que "esposó a un rayo", sus adversarios y nosotros, sus aficionados, no hemos tenido más remedio que creerle.
Sus golpes eran como coplas que te decían más sobre si mismo de lo que jamás hubieras esperado saber. Siempre parecía haber un significado más profundo detrás de su expresión, y su charla altanera, pero concisa y lírica representaba algo más grande de lo que él podría haber predicho.
En julio de 1972, mientras estaba en Dublín preparándose para pelear contra Alvin 'Blue' Lewis, fue entrevistado en televisión por Cathal O'Shannon. Durante el segmento final de la transmisión, O'Shannon dirige la atención a la poesía de Ali, que va desde la liviana y jactanciosa hasta la profundamente seria.
Ali recitó un poema original sobre el levantamiento de la prisión de Attica del año anterior, donde más de mil reclusos tomaron el control de la prisión para exigir mejores condiciones de vida. En él, asume el papel de un prisionero negro que se dirige a un alcaide blanco:
Better far from all I see
To die fighting to be free
What more fitting end could be?
Este fue solo uno de los varios textos que Ali redactó a lo largo de su faceta poética, una que muestra algo quizá más valioso que su contundente fortaleza en el ring.
Por supuesto, en su gran variedad de poesía, Ali habló sobre rivales, situaciones sociales, sentimientos encontrados, y muchas otras cosas más, reflejándose como una de las mentes más imprescindibles de nuestros tiempos.
I am America.
I am the part you won’t recognize.
But get used to me:
Black, confident, cocky.
My name, not yours.
My religion, not yours.
My goals, my own.
Get used to me.
A continuación te presentamos una breve colección de su trabajo en las letras.
The Truth
The face of truth is open,
The eyes of truth are bright,
The lips of truth are ever closed,
The head of truth is upright.
The breast of truth stands forward,
The gaze of truth is straight,
Truth has neither fear nor doubt,
Truth has patience to wait.
The words of truth are touching,
The voice of truth is deep,
The law of truth is simple:
All that you sow you reap.
The soul of truth is flaming,
The heart of truth is warm,
The mind of truth is clear,
And firm through rain or storm.
Facts are but its shadows,
Truth stands above all sin;
Great be the battle in life,
Truth in the end shall win.
The image of truth is Christ,
Wisdom's message its rod;
Sign of truth is the cross,
Soul of truth is God.
Life of truth is eternal,
Immortal is its past,
Power of truth will endure,
Truth shall hold to the last.
Clay comes out to meet Liston
Clay comes out to meet Liston
and Liston starts to retreat,
if Liston goes back an inch farther
he’ll end up in a ringside seat.
Clay swings with his left,
Clay swings with his right,
Look at young Cassius
carry the fight
Liston keeps backing, but there’s not enough room,
It’s a matter of time till Clay lowers the boom.
Now Clay lands with a right,
What a beautiful swing,
and the punch raises the Bear
clean out of the ring.
Liston is still rising and the ref wears a frown,
For he can’t start counting
till Sonny goes down.
Now Liston is disappearing from view,
The crowd is going frantic,
But radar stations have picked him up,
Somewhere over the Atlantic.
Who would have thought
when they came to the fight?
That they’d witness the launching
of a human satellite.
Yes the crowd did not dream,
when they put up the money,
That they would see
a total eclipse of the Sonny.