El jazz japonés es producto de su entorno cultural y social, claramente definido por sus elementos y fácilmente reconocible por sus inspiraciones, y se ha vuelto un sonido tan trascendente para los habitantes de su propio país y del resto del mundo, que se hace realmente imposible ignorar sus raíces y su forma de haberse reinventado tan elegantemente.
Los primeros sonidos del jazz japonés se oyeron principalmente debido a viajes al extranjero que realizaban ciudadanos japoneses, especialmente a Estados Unidos y Filipinas. Por un lado, Norteamérica era un centro obvio para dicha música, pero Filipinas se había convertido en una región prominente del jazz debido a la colonización y el intento de apropiación cultural estadounidense.
Además de esto, tanto las bandas de jazz estadounidenses como las filipinas solían presentarse en cruceros de lujo y llegaban frecuentemente a Japón, donde convivieron con los jóvenes músicos locales que crecieron curiosos por saber qué música era popular en el extranjero y cómo se llevaba a cabo. Así, durante la década de 1920, surgieron los primeros jazzistas locales que sintetizaron con atención los elementos musicales del género en su propio repertorio e interpretación.
Jiro Inagaki & His Soul Media. Fuente: Last.fm
Aunque fue primeramente Tokio que se convirtió en el centro principal de la cultura japonesa y el jazz, un catastrófico terremoto en 1923 obligó a la ciudad a centrarse en la reconstrucción, evitando una inversión más profunda a la difusión cultural, y como resultado, Kobe fue etiquetado como el centro musical y cultural de la época en Japón, mientras que también Osaka se hizo uno de los distritos de entretenimiento más notables que permitieron el crecimiento del sonido jazzístico, uno que al principio se tocaba como música de baile y que permitió a los músicos japoneses la oportunidad de tocar en un entorno profesional.
A medida que la escena del jazz japonés comenzó a tomar impulso, el gobierno local se volvió cada vez más resistente al aumento de su popularidad, tanto que en 1927, los funcionarios municipales de Osaka prohibieron que se oyera, viéndolo en sí mismo como una representación de los valores estadounidenses y su invasión en suelo japonés, haciendo que la creatividad de los músicos se sofocara por muchos años, por lo que, para mantenerse vigente, recurrían a la interpretación de canciones folclóricas tradicionales japonesas con un toque de jazz para evitar la eliminación de su arte y continuar produciendo.
En un caso particular, Ryoichi Hattori compuso una canción satirizando sobre la escasez de alimentos y otros recursos en Japón, titulada Shortage Song (タ リ ナ イ ・ ソ ン グ Tarinai Songu), interpretada por una banda conocida como Rhythm Boys. Al poco tiempo, la canción fue prohibida de inmediato y la censura de la música jazz se volvió aún más estricta, inhibiendo su desarrollo local en las décadas de 1930 y 1940. No obstante, a pesar de las restricciones, el sonido se mantuvo resiliente, tanto que en 1933, nació Chigusa contra todo pronóstico, el primer café de jazz de Japón, en Osaka.
Este y los otros cafés se convirtieron en la última instancia para escuchar jazz ante la prohibición, pero además alentando la concentración total en la música en sí, mientras que otros lugares, como los salones de baile, solo utilizaban el sonido con fin lucrativo. Fue entonces que el énfasis dio pie a los primeros nombres que trascendieron y mantienen viva la llama del jazz japonés, porque ahora no solo se buscaba oír jazz para retar a la autoridad en turno, sino porque había algo sumamente inspirador en esos acordes y ritmos locos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, dado que Estados Unidos y Japón estaban en bandos opuestos, todas las formas de jazz fueron vistas como "música enemiga", pero con el final de la guerra, la escena del jazz japonés finalmente explotó, y hubo un aumento repentino de la demanda musical de jazz, y se presentaron una gran cantidad de oportunidades para los posibles músicos del gremio.
A paso lento pero seguro para los primeros nombre de la escena, como Terumasa Hino y la pianista Toshiko Akiyoshi, no fue hasta la década de 1960 y 1970 que Japón experimentó el renacimiento del arte y el entretenimiento que tanto necesitaba, provocando un rápido desarrollo económico. Durante este tiempo, los músicos japoneses comenzaron a aparecer en el escenario mundial a un ritmo sin precedentes, experimentando con influencias musicales de todo el mundo y dando vida y visibilidad a nuevas escenas a nivel nacional como city pop, kankyō ongaku, japonés, folk y el rock psicodélico.
De este tiempo nacieron talentos musicales como Yasuaki Shimizu, Akira Ishikawa y Kazumi Watanabe, entre tantos otros.
Casi al mismo tiempo, la música jazz en Occidente estaba siendo influenciada por la creciente relevancia del género funk que popularizó fuertes ritmos de back beat y un sonido más electrificado por la introducción de los primeros sintetizadores analógicos.
Así, el soul, el R&B, el disco y el rock progresivo siguieron como puntos comunes de inspiración en la comunidad del jazz japonés, haciéndolo un concepto aún más abstracto de lo que ya era en otras partes del mundo, y dándole un sentido tan personal que solo podía lograrse con el conocimiento y la percepción local.
Estos años fueron un importante punto de inflexión en todo Japón, creando una mentalidad innovadora que empezó a defina la escena del jazz japones, que aunque ya tenía varias décadas oyéndose, finalmente encontró su sello más experimental y corriente al mismo tiempo, ando lugar a una abundancia de excelente música que siguió en las décadas de 1980, 1990 y los 2000.
Este impacto de dicha era del jazz en Japón sigue siendo palpable y fuerte en la escena musical nacional contemporánea, tanto que ha definido el nuevo movimiento que sigue mezclando sonidos y ritmos de jazz y funk con instrumentos tradicionales como shakuhachi, koto y shamisen, combinando los talentos de los principales músicos tradicionales y de jazz de la época, dando a luz a un jazz que solo podría haber emergido de las entrañas de una nación en guerra, pero que solo le bastó una probada del sonido para entender que ellos lo podían hacer igual o mejor que en cualquier otra parte del mundo.
Disfruta de esta breve aunque indispensable colección que te presentamos y visita en nuestra galería a algunos de los artistas del género que siguen sonando mejor que nunca, y sumérgete profundamente a una de las interpretaciones del jazz más interesantes de la historia musical.