Las experiencias derivadas de la pandemia y el confinamiento han revolucionado la forma de relacionarnos con el mundo y reconocer lo cotidiano; por ello, el artista Guillermo Santomà (Barcelona, 1984) propuso una relectura del espacio y los cuerpos a través de una pista de baile.
Así, la intervención Ciudad Bailar / Exagerar dotó de un sentido distinto a la Nave Intermediae de Matadero Madrid, un espacio dedicado a las prácticas artísticas con perspectiva de investigación y socialmente comprometidas.
Expuesta hasta finales de enero de 2021, esta exploración de las relaciones corporales se formó con un gran manto de hormigón, en forma de cubierta, contenido en una gran malla, y una gran bola de luz que proporcionara “un poco de calor, como un nuevo sol”.
De este modo, la visión de Santomà tomó como principio recurrir a la arquitectura lúdica, y redescubrir los materiales comunes con un enfoque sensorial, como el cemento: “Ese mismo material con el que hemos construido esas viviendas de las que hay millones, y las carreteras y las autovías. Ese cemento que muestra una sociedad al acecho de cualquier oportunidad”, describe el organismo cultural.
Con ello, el artista busca una transformación sistemática de las formas de objetivar, organizar, analizar y transmitir; aunado al uso de mecanismos sencillos y objetos familiares.
“Alterar un espacio o un objeto conservando rasgos definitorios que todavía nos permiten reconocerlo puede tener un efecto ergonómico mucho mayor sobre nuestros hábitos que abocarnos a lo totalmente nuevo. La cueva industrial abstracta, por así decirlo, está orientada a originar nuevos procesos rituales entre los individuos que se den cita en ella”, escribió Chus Martínez en Sí a todo sobre la instalación de Guillermo.
