Allen Ginsberg llegó al mundo en Nueva Jersey un 3 de junio del años 1926, y a la hora de recibir su muerte 70 años después en Nueva York, lo hizo ya consagrado como una de las figuras más enigmáticas e importantes de la lectura norteamericana del Siglo XXI.
Para entender cómo es que creó esta imagen que se ha vuelto innolvidable, hay que regresar a las raíces del joven que se codeó con Jack Kerouac y Neal Cassady.
Allen nació y creció en los Estados Unidos sumergido en una profunda crisis económica y en un hogar con sus padres siendo ávidos lectores que le inclulcaron el gusto por la poesía y la libertad que conllevaba expresarla, pero que batallaban con los problemas psicológicos difíciles de diagnosticar y tratar para la época que aquejaban a su mamá, Nancy.
Desde una edad muy temprana, el poeta y su hermano Eugene atendían regularmente juntas del Partido Comunista, donde su madre era miembro activo. Más tarde, el propio Ginsberg recordaría que su madre "inventaba cuentos para dormir que decían algo así como: 'El buen rey salió de su castillo, vio a los trabajadores que sufrían y los curó'".
De parte de su padre, Ginsberg recuerda: "Mi padre daba vueltas a la casa recitando a Emily Dickinson y Longfellow, y en voz baja atacaba a TS Eliot por arruinar la poesía con su oscurantismo".
Esta educación y formación llegaría a su climax la tarde que Ginsberg escuchó a un profesor de secundaria leer a Walt Whitman.
Ahí descubrió el poder del verso, y mientras se formó dentro de un grupo estudiantil que pertenecía a una generación que daba la espalda al optimismo de la posguerra y se relacionaba con la euforia, la protesta, la autodestrucción, el desencanto con el gobierno, la importancia de la libertad de expresión, el sexo, las drogas, y el descubrimiento a través de viajar sin rumbo, las letras del rebelde Allen comenzaban a tener su eco.
Junto a William S. Burroughs, Diane di Prima, Lucien Carr, Joanne Kyger, Lew Erlch, el mismo Kerouac, Cassady y otros, Ginsberg fue parte de esta Generación Beat que no solo se realza como estandarte de la poesía y subversión, sino de la libertad de expresión que tanto se le inculcó en casa.
Estas relaciones, pensamientos, ideales y cuestionamientos que surgieron durante dicha época de mucha producción, Allen Ginsberg, abiertamente gay, se fue colocando entre el movimiento como gurú de la contracultura juvenil en las décadas de 1960 y 1970.
Sus versos, entre los que resaltan Kaddish (1959) y el importante Howl and Other Poems (1956), usualmente interpretado como un poema furiosamente irónico sobre la etapa cultural y artística de Estados Unidos, Allan se hizo un poeta de bop que predicaba la liberación sexual, la experimentación con las drogas, el amor y la solidaridad entre los miembros inconformes de la sociedad.
Siempre pacifista en una época en la que ser homosexual era un crimen y escribir poemas incómodos podía llevarte a prisión, Ginsberg cantó "Om" en el escenario en medio de los disturbios en el Grant Park de Chicago en 1968 y trabajó para evidenciar las formas abusivas y unas nuevas para hacer las cosas, donde los límites de la moral y pertinencia eran endebles.
Por estas nuevas formas de expresión ganó el Premio Nacional del Libro por The Fall of America en 1974, entre muchos otros reconocimientos más.
Poema firmado por Allen Ginsberg que lee: "Allen Ginsberg/(not read or checked/for typos)". Fuente: History for sale
Utilizando la compasión, la empatía, el amor y la búsqueda espiritual como sus fuerzas revolucionarias, el trabajo de Ginsberg se volvió muy cercano a aquellos que pregonaban la juventud del momento.
Su persona, más que en cualquier otro lado, se entiende a través de las letras de Kerouac y su apasionado personaje Carlo Marx en la novela On The Road: intelectual, algo arrogante, pero siempre aferrado a sus ideales y amistades, incapaz de desaprovechar una oportunidad para evidenciar alguna injusticia o protestar en contra a la guerra de Vietnam o a favor de las víctimas en la guerra civil de Bangladesh.
Tras muchos años de trabajo, como buen beat, Allen nunca dejó de lado el recorrer las calles y los entornos diferentes. Salió de gira con Bob Dylan en los 70, se volvió amigo del cineasta Jonas Mekas y colaborador de músicos que van desde Patti Smith hasta Sonic Youth.
Durante los últimos años de su vida viajó por el mundo con su socio durante más de 40 años y luego pareja Peter Orlovsky, y al darse cuenta de que su vida había sido una búsqueda espiritual en todas sus formas, encontró un gran consuelo en la meditación, una práctica que ya jamás abandonó.
Su último poema, titulado Cosas que no haré (Nostalgias), se publicó el 30 de marzo, días antes de su fallecimiento, el 5 de abril de 1997, donde describe todas las cosas que, al llegar su muerte, no podrá hacer más, como viajar a China junto a Peter, comer o soñar despierto.
Para Allen Ginsberg, expresarse era vital, no sólamente por oficio, sino porque sabía que aunque iba a morir, sería su manera de no irse jamás.