Durante muchos, pero muchos años, los escritores Elena Garro y Adolfo Bioy Casares mantuvieron en secreto el gran amor que se profesaban.
Lo anterior debido a que Bioy Casares, quien fue el autor de maravillosas novelas como La invención de Morel, y el mejor amigo de Jorge Luis Borges, se casó con Silvina, la escritora que era hermana de la gran mecenas argentina, Aurora Ocampo, a pesar de que era un secreto a voces que él era un gran mujeriego.
Y bueno, qué decir de Elena Garro, genial, pero súper atormentada escritora que sufrió por años con delirio de persecución, con una imaginación desmedida y definitivamente una de las mejores novelistas mexicanas además de ser la esposa de Octavio Paz.
Adolfo Bioy Casares era divertido, culto, elegante, gran conversador y un apasionado de los deportes. Elena era brillante, intrigante, con una vida interior riquísima, bellísima y se dice que era tan culta que cuando hablaba todo se callaba para escucharla.
Nueva York, 1956. De izquierda a derecha: Elena Garro, Adolfo Bioy Casares, Octavio Paz y Helena Paz Garro. Fuente: Apostillas literarias
Resulta que estos dos extraordinarios escritores se conocieron en París, en 1949, y que solo se tuvieron que ver para sentir una atracción tan intensa como para nunca más separarse, por lo que Bioy hizo todo lo que estuvo en sus manos para verse con Elena.
En aquella época Octavio Paz era diplomático y estaba tan ocupado todo el tiempo que sin problema alguno los dos enamorados pudieron verse a las afueras de París en donde caminaron, platicaron, se besaron y luego alquilaron una pensión para estar juntos toda la tarde.
De dicha relación, que por tantos años permaneció en total secreto, quedan 91 cartas, 13 telegramas y 3 postales que se enviaron de 1949 a 1969 y que actualmente pueden ser hallados en la Universidad de Princeton.
Si esto no fuera suficiente resulta que Helena Paz Garro, la hija de Elena y Octavio en su libro de Memorias, asegura que su madre estaba tan enamorada de Adolfo que hasta le ofreció tener un hijo con él.
Elena Garro. Fuente: El País
Era tanto el amor entre ambos, que estuvieron de acuerdo y Elena se embarazó, lo que causó una gran molestia en Octavio Paz, quien según su propia hija siempre supo de este romance.
El fin de este tórrido romance llegó cuando Bioy se enteró de que su madre estaba muy enferma en Uruguay y debía estar a su lado. Él buscaba fugarse con Elena, pero todo se complicó en sus vidas y un día sencillamente se resignó a que él se tendría que ir solo, así que fue a despedirse de ella.
Cuentan que, a pesar del paso de los años y las diversas circunstancias que cada uno enfrentó, Elena Garro y Adolfo Bioy Casares nunca dejaron de extrañarse y el no haber continuado con su historia fue un peso con el que cargaron toda su vida.