Desafortunadamente no se tiene claro cómo se conocieron, ni qué pensaron Federico García Lorca y Salvador Dalí cuando se conocieron por primera vez, pero lo que sí sabemos (gracias a cartas y declaraciones de los propios artistas) es que se fascinaron.
Resulta que estos artistas se conocieron en 1932 cuando estaban estudiando en la Residencia de Estudiantes de Madrid, lugar en el que vivían becados los jóvenes más prometedores de entonces.
En aquel momento Dalí era un joven tímido y algo provocador al que le gustaba ser excéntrico. Cuando llegó a la famosa residencia se hizo amigo, casi inmediatamente, de nada más y nada menos que Luis Buñuel, quien había llegado a este lugar desde varios años antes.
En tanto, el queridísimo Federico García Lorca, a quien tanto le gustaba bailar y era un aficionado consumado a los toros y a la cultura árabe, como buen andaluz, ya estaba haciendo ruido con sus escritos.
Aunque aún no queda claro cómo fue su primer encuentro, se sabe que por aquel momento García Lorca y Dalí cruzaron caminos.
"La personalidad de Federico García Lorca produjo en mí una tremenda impresión. El fenómeno poético en su totalidad y en carne viva surgió súbitamente ante mí hecho carne y hueso, confuso, inyectado de sangre, viscoso y sublime, vibrando con un millar de fuegos de artificio y de biología subterránea, como toda materia dotada de la originalidad de su propia forma”, declaró Salvador Dalí varios años después.
De acuerdo con expertos que les han seguido la pista a ambos genios a través de la correspondencia que se mandaban, pese a que quedan muy pocas cartas de la que realmente intercambiaron, se estima que en total mantuvieron una relación por más de 13 años y aún no queda claro si este gran amor que se tenían desembocó en un relación en forma. Eso es algo, que al parecer, solo entre ellos quedará.
De todas las cartas que Salvador Dalí firmó solo quedan 40, y de Federico García Lorca muchas menos, apenas 6.
Hace 20 atrás, el escritor Ian Gibson publicó Lorca-Dalí: El amor que no pudo ser, libro que cuenta la historia de estos artistas que se tomaron tantas fotos juntos, que se escribían todo lo que pensaban, y que no dejaban de comunicarse todo lo que pensaban y todo lo que iban creando.
Algo que sí queda claro es que este amor trascendió el tiempo y hasta el final de sus días ambos lo disfrutaron.
García Lorca murió pensando que Dalí lo recordaba y lo seguía queriendo. Entre las cartas que guardaba se encontraron líneas como las siguientes: "Federiquito, en el libro tuyo te he visto a ti, la bestiecita que eres, bestiecita erótica, con tu sexo y tus pequeños ojos de tu cuerpo".
Y cuando Dalí murió se cuenta que, una de las últimas frases que dijo fue en catalán: "Meu amic Lorca" (Mi amigo Lorca).