Las “Cholitas” son mujeres bolivianas con herencia indígena conocidas por su atuendo colorido, sombreros de copa redondos y aretes adornados.
En La Paz, Bolivia, la capital más alta del mundo, algunas de ellas se han dado la misión de superar el sexismo y las actitudes discriminatorias y escalar montañas con su atuendo tradicional.
Con sus distintivos bombines, largas trenzas y coloridas faldas plisadas, las Cholitas de América del Sur han llegado a ser consideradas el símbolo más icónico de los Andes Centrales, y en particular, de Bolivia. Sin embargo, por más reverenciadas que puedan ser las mujeres indígenas aymaras para los extraños, y por más admiradas que puedan ser por lucir la moda indígena como los verdaderos tesoros nativos que son, las cholitas han tenido un arduo viaje hacia el reconocimiento en su propio país de origen.
Habiendo sufrido décadas de discriminación, esta increíble tribu de mujeres orgullosas actualmente disfruta de una especie de resurrección, ya que todo, desde los deslumbrantes vestidos hasta sus exuberantes mechones y sombreros únicos, una vez vistos como una fuente de vergüenza hacia atrás, ahora finalmente se reconoce con tremendo orgullo.
Fuente: Behance
Este es uno de los bienes culturales más importantes de América del Sur, y en un mundo que se está modernizando demasiado rápido, preservarlo es de suma importancia.
El vestido distintivo de las choliras es fascinante; sus bombines, o Borsalino, como se les conoce en Bolivia, pueden no ser exclusivos de las cholitas de América del Sur, pero nadie podría argumentar que no los usan con más estilo que nadie.
Es posible que sean un invento inglés que se remonta a la década de 1800, pero desde su introducción en Bolivia, por parte de los trabajadores ferroviarios británicos estacionados allí, han cobrado vida propia en este impresionante tramo de los Andes.
Cuando se trata de esos vestidos gloriosamente coloridos, la uniformidad es menos prominente en los Andes. Las distinciones regionales dictan los colores y las telas utilizadas.
Generalmente, sin embargo, las faldas voluminosas en capas, llamadas polleras, llegan hasta debajo de la rodilla y se usan sobre una enagua abullonada (enagua), todas combinadas con camisas de algodón (blusa) y un chal de lana cálido de un solo color (manta), generalmente de lana de alpaca o llama, por encima.
Cuando el término 'cholita' se acuñó por primera vez, tenía la intención de ser despectivo: la versión femenina de 'cholo' significaba un mestizo a medias que, el siglo pasado, denotaba una persona de nivel socioeconómico más bajo.
Pero la correlación negativa del término ahora casi ha desaparecido, por lo que las resistentes Cholitas de Bolivia han ganado un nuevo respeto en su propio país y ahora son vistas como símbolos de orgullo nacional.
Aunque hace solo una década solo verías a mujeres mayores con su vestimenta tradicional, la tendencia está cobrando impulso entre la generación más joven en la actualidad e incluso ha dado lugar a tendencias de moda modernas que incorporan elementos de vestimenta tradicional.
En esencia, las cholitas se han convertido en respetados íconos de la moda en una tierra que solía tratarlas de forma espantosa.
Culturalmente, las cholitas son reconocidas por ser emprendedoras trabajadoras y por seguir su credo tradicional aymara que establece que el trabajo duro, sea del tipo que sea, es mejor que la ociosidad.