El nombre del artista del que hablaremos hoy es Yunchul Kim y es conocido por dar vida a imponentes instalaciones que se encuentran, si es que se busca definirlas, en el límite entre la tecnología, la química, la física, la robótica, la astronomía y la música.
En su propio sitio web admite que investiga el potencial artístico de la dinámica de fluidos y los cristales fotónicos en el contexto de la magnetohidrodinámica. Algo sencillamente complejo de entender para los simples mortales.
Sus utópicas instalaciones le han valido el premio Arts en CERN, pero hablar de los logros de Yunchul parece redundante. Además, hablar de su trabajo resulta aún más difícil debido al montón de palabras y comparaciones necesarias para tratar de capturarlo.
Es algo steampunk, pero utiliza tecnología de punta. Es como un libro de Umberto Eco o una compleja película de David Lynch, que a tantos les fascina.
Dust of Suns II, 2022. Yunchul Kim. Fuente: Yunchul Kim Instagram
Si somos sinceros, sus instalaciones parecen haber salido del set de alguna película de ciencia ficción o de algún laboratorio de un científico brillante.
Yunchul Kim manipula los materiales de una manera tan natural que lo das por sentado, sin pensar dos veces en toda la investigación que hay detrás.
Pero esa, si es que somos francos, es la definición de buen arte, ¿no? Un pianista nunca dice cuánto estudió o un buen bailarín cuántos horas ensayó una coreografía, pues debe parecer que su talento fluye espontáneamente.
Por lo general, el arte es un sueño, algo surrealista, pero a través de su enfoque científico, Yunchul Kim hace que la tecnología se convierta en la última forma de arte.
Educado como músico, Yunchul Kim demuestra habilidades de seducción de estrella de rock: su arte es seductor, magnético, fascinante y, lo que es más sorprendente, sumamente humilde.
Yunchul Kim hipnotiza a nuestras mentes y almas de una manera que solo alguien con una comprensión tan profunda del universo podría hacerlo.
Su enfoque multidisciplinario lo transforma en un mago de los sentidos, jugando sin esfuerzo fuera de los límites de la imaginación habitual, lo que resulta sencillamente fascinante.
Impulse, 2018. Yunchul Kim. Fuente: Yunchul Kim Website