El dúo alemán Quintessenz, formado por Thomas Granseuer y Tomislav Topic, se ha especializado en crear imponentes y coloridas instalaciones a gran escala que desdibujan la línea entre el mundo digital y el real.
Para estos artistas teutones el espacio y el color son fundamentales debido a que ambos cuentan con antecedentes en el arte del grafiti y cromatismo, y precisamente por eso tienden a trabajar en edificios antiguos o abandonados, contrastando dramáticamente el espacio con sus vibrantes y gigantescas obras de arte.
La instalación Kagkatikas Secret, una de sus obras más famosas, es un ejemplo perfecto del enfoque de Granseuer y Topic.
Para este proyecto, Quintessenz instaló cientos de láminas de tela pintada con spray en un edificio griego de 400 años de antigüedad.
Suspendidas en filas, las capas de tela flotan en el viento, transformando así el espacio antiguo en el que fueron colocadas.
La instalación parece pixelada y, a primera vista, parece que podría haber sido generada por computadora, lo que resulta fascinante e hipnotizante.
Lo anterior se enfatiza con los colores suaves y desaturados de las paredes de piedra que lo rodean. De dicha forma, Quintessenz crea un punto de encuentro entre los espacios y su trabajo, construyendo un puente entre el mundo digital y la realidad.
Actualmente, sus creaciones pueden ser vistas en diversos países de toda Europa, pero en años anteriores, cuando apenas comenzaban su carrera, Thomas Granseuer y Tomislav Topic no eran tan audaces pues apenas estaban buscando la fórmula ideal.
El grafiti le enseñó a estos artistas no solo a encontrar su inigualable estilo, sino lo importante que es la comunicación entre los miembros del equipo.
Estos artistas se conocieron y empezaron a trabajar juntos desde que asistieron a la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes en Hildesheim.
Resulta curioso que Granseuer y Topic admiten que cuando comenzaron a trabajar juntos les resultó sumamente difícil controlar sus enfoques egocéntricos, pero que con el paso del tiempo su química y estilo ha mejorado considerablemente.
Sin lugar a dudas ver una pieza de Quintessenz en persona resulta una experiencia única y sumamente especial debido a que cada pieza existe atemporalmente y sin contexto en el mundo real.