Karel Thole fue un artista holandés enormemente prolífico con un don para combinar temas surrealistas de ciencia ficción con terror.
Durante gran parte de su carrera, la obra de arte inspirada de Thole apareció en la portada de la revista italiana de ciencia ficción número uno en ventas (en ese momento) Urania.
La revista presentó historias de los principales autores estadounidenses de ciencia ficción como Isaac Asimov, Robert Heinlein, Alan Dean Foster, Philip K. Dick, así como del gran inglés J.G. Ballard. Los autores italianos también contribuyeron, aunque fueron ampliamente publicados bajo alias.
El arte de Karel Thole. Fuente: Dangerous Minds
Thole nació como Carolus Adrianus Maria Thole en Holanda en 1914. De madre alemana, la suya era una familia numerosa, once hermanos y hermanas, y de clase media; su padre era agente de algunas industrias europeas que operaban en las Indias holandesas. Los primeros años de su vida los transcurre entre Bussum, su ciudad natal, y Hilversum, donde cursa el segundo ciclo de estudios.
Asistió a una escuela centrada en las artes en Ámsterdam y encontraría trabajo en los Países Bajos y sus alrededores como artista hasta que se mudó con su familia a Italia a finales de los años 50.
En 1958 se traslada con toda la familia a Italia, a Milán, donde por aquel entonces el mercado editorial estaba en gran expansión.
Después de trabajar para algunas editoriales, incluida "Rizzoli", es con "Mondadori" que Thole alcanza el éxito, y le son encomendadas las portadas de la serie de ciencia ficción “Urania”, que durante 25 años transformó sus infinitas ideas fantástico-surrealistas en dibujos irresistibles y originales. Su primera portada fue la del número 233, publicada el 3 de julio de 1960.
Con ese proyecto y sus dibujos de ciencia ficción con perceptibles matices de terror y humor, apoyados en una notable y depurada técnica fue acogido por la comunidad artística italiana. Gracias a su notoriedad en Europa, las imágenes de las ilustraciones y pinturas de Thole no tardaron en llegar a los ojos de los editores de Estados Unidos, Alemania y Francia, consolidando aún más su legado como uno de los artistas de ciencia ficción y terror más populares de Europa y de gran apertura en el resto del mundo.
El trabajo de Thole empezó a ser comparado con el de otros artistas influyentes y reconocibles al instante, como Salvador Dalí, Hieronymus Bosch y el pionero alemán Dada Max Ernst, en particular por su paleta de colores, y por muy buenas razones.
Con sus imponentes obras, se puede ver que el artista posee distintas cualidades surrealistas, visualizadas en sus trascendentales paisajes extraterrestres o en sus portadas bellamente diseñadas para publicaciones modernas que presentan el trabajo de H.P. Lovecraft.
Su profunda cultura artística, gusto por el surrealismo y extraño sentido de la el humor lo mantuvo en lo alto de la élite artística y trabajando para una gran cantidad de otras series, incluidas series de misterio y románticas para mujeres.
En la segunda mitad de la década de 1980, debido a un progresivo e inexorable deterioro de la vista, su actividad se redujo notablemente. A pesar de este problema "insuperable", su deseo de diseñar y descubrir nuevas formas de su trabajo no falló y así comenzó una nueva madurez artística, que le llevará, entre muchos proyectos, a la enseñanza del dibujo.
En 1993 se mudó con su esposa a Cannobio, en el lago Maggiore. Siempre lúcido y activo, se las arregló obstinadamente para no abandonar por completo su actividad, todavía ilustrando algunas portadas, algunos libros y exhibiendo exposiciones personales.
Su última portada para la serie de "Urania" fue el número 1330, publicado en 1998, y entonces dejó el trabajo de las portadas de Urania a Vicente Segrelles y Oscar Chichoni, no obstante, su sólida fama entre los más grandes artistas europeos de portadas de libros no solo se mantuvo, se fortaleció. Trabajó también para editoriales francesas y alemanas durante su enfermedad, con lo que pudo mantenerse como autor.
Karel Thole murió en 2000 en Cannobio.
Sorprendentemente, todavía no hay registro de un libro que se centre en la obra de arte de salida de Thole. Por ahora, tendrá que profundizar en las imágenes de esta publicación y luego tal vez buscar algunas novelas antiguas que presenten la obra de arte de Thole para agregar a su colección
Al final de todo, fue un artista generoso, una persona sumamente afable y culta que hablaba perfectamente holandés, italiano, alemán, inglés y francés. De acuerdo a las personas más cercanas a él, sus intereses oscilaban en todos los campos, y era amante de las conversaciones largas y amenas, intercaladas con bromas y anécdotas personales.