Cuando piensas en Piet Mondrian es probable que en tu mente tengas la imagen de sus pinturas abstractas en rojo, amarillo y azul, pero para que el artista llegara a este inigualable estilo tuvieron que pasar muchos años y eventos.
Piet Mondrian nació un 7 de marzo, pero de 1872 en el seno de una familia calvinista. Desde pequeño mostró inclinación por las artes, así que cuando tuvo edad suficiente sus padres los inscribieron en en la Academia Estatal de Ámsterdam para pulir sus habilidades y desarrollar nuevas.
En un principio decidió prepararse como maestro de educación primaria, pero como siempre le habían gustado las arte decidió que también practicaría la pintura.
En dicho periodo, el primero de su trayectoria artística, fue totalmente naturalista, constituido por tradicionales paisajes de Holanda.
Composition in Red, Blue, and Yellow. Fuente: The Museum of Modern Art
Por lo tanto, las obras que creó en esa época no tenían nada que ver con el excepcional trabajo que años más realizaría y con el que rompería tantos paradigmas, pero tampoco eran del todo tradicional ya que jamás plasmaba en ellas líneas de horizonte baja debido a que fragmentaba lienzos como mejor le parecía.
Lo anterior dejaba entrever que a Piet Mondrian le gustaba romper las reglas y que pronto encontraría la forma de hacerlo a lo grande para encontrar su estilo.
Sabía que su camino estaba en el arte así que viajó a París para estar en el ombligo del universo artístico (donde descubrió el cubismo), pero cuando regresó a los Países Bajos por cuestiones personales, la Primera Guerra Mundial estalló.
En lugar de instalarse con su familia, Mondrian decidió quedarse en una colonia de artistas en Holanda del Norte, donde encontró la inspiración que necesitaba para darle el giro que necesitaba a su carrera y lo que en un principio parecía una desgracia en realidad fue lo mejor que le pudo haber pasado.
Composition No. II, with Red and Blue.Fuente: The Museum of Modern Art
El encuentro que cambió por completo a Mondrian fue el haber coincidido con Bart van der Leck ya que este solo empleaba colores primarios en su trabajo, lo que le impactó enormemente y luego tomaría como camino propio.
Así que Van der Leck fue quien le mostró a Piet Mondrian el camino hacia la abstracción tricolor.
Pero hubo otro artista, Theo van Doesburg, que marcó profundamente a este genio ya que juntos fundaron De Stijl (El Estilo), una publicación en la que pudieron desarrollar su nueva filosofía artística a la que llamaron neoplasticismo.
Desde dicho momento, Piet Mondrian trabajó en el que sería su estilo más famoso: trazando líneas y creando extraordinarias combinaciones de colores.
Composition in Yellow, Blue, and White, I. Fuente: The Museum of Modern Art
En una carta que escribió a su amigo (y también pintor holandés) H.P. Bremmer, Mondrian resumió perfectamente su legado.
“Construyo líneas y combinaciones de colores sobre una superficie plana para expresar belleza general con la máxima conciencia. La naturaleza (o lo que veo) me inspira, me pone, como a cualquier pintor, en un estado emocional para tener el impulso de hacer algo, pero quiero acercarme lo más posible a la verdad y abstraerlo todo de ella, hasta llegar al fondo (¡solo un fondo externo!) de las cosas…”.
Con el paso de los años, las líneas negras de las primeras obras abstractas de Piet Mondrian comenzaron a desaparecer y los colores sencillamente comenzaron a mezclarse con las formas y así fue como surgió el gran legado de unos de los grandes maestros del arte moderno.