La primera vez que los padres de Sonita Alizadeh intentaron venderla para que se casara tenía solo 10 años.
Antes de este suceso, la familia de Sonita se había mudado a Irán cuando ella tenía ocho años, pues huían de la guerra que había estallado en Afganistán. Como no tenía una identificación legal, Sonita no podía ir a la escuela, y fue mandada por sus padres a limpiar los baños de una ONG, donde aprendió a leer, a escribir poesía y a escuchar hip hop, específicamente a Eminem, de quien se inspiró para contar su historia y comenzar a escribir sus propias canciones.
No obstante, a pesar de las enseñanzas y los accesos que pudo adquirir en esta experiencia laboral, dos años después aprendió que sus padres habían ofrecido venderla a sus espaldas para conseguir el dinero necesario para cubrir los gastos de la boda de su hermano.
"Al principio no estaba triste porque no sabía de qué estaban hablando", recuerda Sonita durante una entrevista en la conferencia Women in the World. De hecho, pensó que estaba por participar en un juego de disfraces, y al principio eso la tenía feliz. "Fue la primera vez que mis padres se centraron en mí y en comprarme ropa nueva, pero no tardé demasiado en reconocer lo que estaba sucediendo".
Al final, aquella unión no se hizo, pero Sonita aprendió a crecer con miedo de convertirse en parte de la estadística que es que el 20% de todas las niñas en Afganistán se casan antes de los 15 años. Cuando Sonita cumplió los 16 años, decidió rebelarse e intentar encontrar un espacio en el estudio en un país donde es ilegal que una mujer cante sin un permiso especial del gobierno.
"Me di cuenta de que podía contar mi historia con el rap", dice Sonita, a quien la inspiración golpeó cuando estaba sentada hablando con sus amigos sobre el hip-hop y cómo pensaban que deberían ser los videos musicales.
"Una de mis amigas estaba sentada a mi lado y tenía moretones en la cara. Estaba callada y no dijo nada. Cuando la miré, me imaginé ese video musical en mi mente."
Con esa escena que le continúa siendo difícil de olvidar, escribió la canción Brides for Sale, e hizo un video que publicó el video en YouTube con miedo de ver las reacciones de su madre. "Grito para compensar el silencio de toda la vida de una mujer", rapea Alizadeh en la canción. “Grito en nombre de las profundas heridas en mi cuerpo. Grito por un cuerpo exhausto en su jaula, un cuerpo que se rompió bajo las etiquetas de precio que le pusiste".
El video se volvió viral y ella empezó a ser reconocida en la televisión afgana y su vida dio el giro que hoy la tiene como una de las mujeres más importantes en la voz de la feminidad en Afganistán y toda la región de Oriente.
En 2014, Sonita tuvo otro gran logro para ella a través de su música, ya que ganó un concurso para escribir un himno para que los votantes de Afganistán acudieran a las urnas. Con el premio económico que le fue otorgado, finalmente pudo demostrar a sus padres que podía contribuir a su hogar sin el apoyo de un hombre y con su música.
Al poco tiempo después, le ofrecieron una beca completa para estudiar música en Wasatch Academy en Estados Unidos, y sin decírselo a sus padres, aceptó la oferta y escapó de otro posible matrimonio forzado hacia un lugar donde continúa haciendo música y haciendo campaña contra el matrimonio infantil.
Al final de todo, Sonita Alizadeh le da crédito a sus amigos, a su música y a la visión de su propio futuro para agarrar fuerza. Además, uno pensaría que Sonita estaría resentida con su madre por la decisión que tomó de venderla pero no es así, en cambio, comprende cómo su madre estaba atrapada en el mismo ciclo de opresión, y decide quererla ante todo.
Cuando mi madre tomó la decisión de venderme, no me rendí porque me había diseñado un futuro brillante en mi mente. Y no podía creer que tuviera que olvidar mi sueño por algo que yo no decidí. No podía creer en lugar de ser una mujer fuerte, debía ser una mujer que tuviera que quedarse en casa para criar a algunos hijos.
En su nuevo hogar, desafía a todo lo que le ha puesto obstáculos en su vida, a las leyes iraníes que prohibe cantar a las mujeres, a grabar canciones sobre ser una refugiada, sobre la guerra de su país, y sobre ser una mujer joven.
Hasta hoy, comparte el escenario con jefes de estado, premios Nobel, y creadores de cambios de renombre en aras de continuar fomentando planes de estudios sobre el matrimonio infantil para millones de estudiantes.
Su mensaje sobre la erradicación del matrimonio infantil ha alcanzado los niveles más altos de liderazgo mundial y sociedad civil, haciendo que su historia y visión se compartan en todo el mundo.
Si puedo cambiar la opinión de mis padres con mi música, entonces tal vez pueda cambiar el mundo.