Concha Méndez es una de esas mujeres cuyo trabajo como escritora fue literalmente sepultado por el paso del tiempo, pero que resulta necesario pues se centró en una de las épocas más luminosas de la cultura española.
Concha Méndez, integrante de la famosa Generación del 27, vivió su exilio en Cuba y en México.
Le pasó lo que a muchas otras mujeres en diversas disciplinas, nunca se le dio el lugar que le correspondía como escritora y su trabajo fue minimizado pese a que publicó varios libros.
Su vocación estuvo latente desde mediados de la década de los 20, mucho antes de que se casara con el famoso poeta Manuel Altolaguirre.
Concha Méndez fue novia de Luis Buñuel y gran amiga de Luis Cernuda, en cuya casa falleció el poeta sevillano, pero pocos la reconocen por su trabajo como autora de Inquietudes, Surtidor, Entre el soñar y el vivir o Niño y sombras.
La actriz Inma Cuesta da voz al poema «Me gusta andar de noche las ciudades desiertas» de Concha Méndez. Se trata de la nueva entrega del proyecto #amamoslapoesía, iniciativa de @CondeNastThink y @RAEinforma: https://t.co/rVEXM0qT2j pic.twitter.com/sWxeuZqPmo
— RAE (@RAEinforma) November 15, 2019
Su gran labor como impresora junto a su marido también ha quedado en el olvido. Ambos imprimieron revistas de la época como Héroe en Madrid o 1616 en Londres, además de fundar la imprenta La Verónica en Cuba.
Concha Méndez relata en cada una de sus textos la historia de su generación.
A través de sus textos uno puede descubrir que Buñuel estaba obsesionado con los insectos y que Federico García Lorca le apanicaba atravesar las calles y por eso alguien debía cogerlo de la mano y guiarlo.
Su estilo poético era directo y sincero, rozando lo intimista. Sus obras, sin temor a equivocarnos, podemos decir que contaban con una fuerza y un carácter pocas veces visto y mucho menos en mujeres, quienes en aquella época fueron sometidas a una gran represión.