Lo fascinante de la pintura de Min Joung-ki es que aún se pueden encontrar a la venta en las calles de Seúl, y aunque es cada vez más difícil encontrarse una pieza original del artista, sus trazos se tratan de un profundo sondeo de la historia sociocultural de Corea del Sur.
Nacido en 1949, Min ganó reconocimiento a principios de la década de 1980 con lo que el artista llamó "pinturas de barbería", calificadas de ese modo por su apariencia poco sofisticada y kitsch.
Embrace, 1981. Fuente: Twitter
En 1987, después de mudarse de Seúl a Yangpyeong en la provincia de Gyeonggi, comenzó a pintar paisajes centrados en las montañas, con lo que finalmente definió su estilo de reinterpretar el paisaje cotidiano de una manera que enfatiza su realismo e historia sociopolítica.
Si bien se ha centrado principalmente en las características geográficas y las huellas humanas dejadas en la naturaleza, incluidas las montañas y el agua, sus lienzos indican un enfoque hacia los entornos urbanos y la arquitectura, convirtiéndose en un pintor que fusionaba su disciplina con aquella de un urbanista.
Con el paso del tiempo, Min Joung-ki acentuó la ubicación en sus pinturas, involucrando la historicidad de cada lugar y capturando cada una de sus características geológicas y geográficas, definiendo su lugar en el gremio.
Este enfoque de la pintura que lo llama yinyeon, y lo ha logrado a través del recuerdo de los caminos por los que ha caminado. A través del uso de pintura al óleo y la gramática de la pintura occidental, junto con el formato de mapas, paisajes y biombos antiguos, ha establecido su método de transmitir su interés por la intersección del lugar y el tiempo.
Durante casi toda su carrera, y derivado de lo que ha mostrado en sus lienzos a través de los años, Min ha sido a menudo apodado como un pionero del arte Minjung, un movimiento de arte prodemocrático y populista que prevaleció en Corea en la década de 1980, pero el artista se ha negado a ser la figura principal, no obstante, debido a su llamada "pintura de barbería", que creó en protesta por el rigorismo estético, nunca ha podido desvincularse completamente de esta corriente de arte.
Algo fundamental de su trabajo es que todos los paisajes que pinta son lugares que realmente ha explorado tanto con los pies, como con los ojos.
Al día de hoy, a pesar de sus más de 70 años, el artista sigue poniéndose las botas de montaña para escalar los numerosos montes de Corea.
Antes de pintar sus obras, el artista camina extensamente por las crestas y valles de la montaña Mudeung, aprendiendo tanto la topografía de la tierra como las historias de las personas que ahí viven.
A través de esta actitud, Min Joung-Ki se vincula a la rica tradición de los paisajes del este de Asia, que buscaba visualizar los propios pasos en la naturaleza.
Como dijo una vez el pintor coreano:
Pintar un paisaje no es solo describir lo que es visible, sino también representar la historia como un medio de comunicación entre el pasado y el presente. No estoy tratando de sentir nostalgia, sino de pintar el paisaje de hoy a través de los restos del pasado y las huellas de los humanos que quedan en la naturaleza .
Estas palabras resuenan acertadamente en los paisajes que logra Min.