Las coloridas composiciones de Park Saeng Kwang lo establecieron como el primer exponente oficial del chamanismo coreano, o Mudang, aunque mucho antes de que se estableciera como una corriente oficial en el país.
Aunque el nombre del artista no suele destacarse como uno de los más llamativos de la pintura coreana y no tuviera ningún vínculo directo con el arte minjung, un movimiento artístico sociopolítico que surgió en Corea del Sur en la década de 1980, se considera que influyó en muchos artistas que le siguieron y en la expansión de dicha corriente, de la cual se le considera precursor.
Nacido en 1904, Park dedicó toda su vida a la pintura y a la observación de paisajes, sin embargo, obtuvo fama internacional después de sus coloridas pinturas que produjo durante la última parte de su carrera, que incorporaron temas tradicionales y elementos folclóricos, a menudo tocando el budismo y el chamanismo como un elemento vital en el lienzo.
Antes de conocer el éxito a través de su pasión, de 1920 a 1944 estudió y trabajó en diversas disciplinas en Japón, donde pudo encontrar poco rato para llevar a cabo su disciplina favorita; tras un tiempo de inestabilidad, regresó a su natal Corea, donde explotó el chamanismo en un estilo único que utilizaba el esquema de color tradicional coreano conocido como obangsaek: blanco, negro, azul, amarillo y rojo.
Después de varios años de experimentar con este esquema y las figuras pictóricas de sus colegas, el cambio estilístico que experimentó el artista al final de su vida fue dramático.
Nojeokdo, 1985. Fuente: Daegu Art Museum | The Korea Herald
En esta nueva etapa volteó a las tradiciones de su país, remontándose a la prehistoria y a la adoración de dioses y antepasados, así como de espíritus de la naturaleza, con lo que sus lienzos se convirtieron en algunos de los elementos gráficos más distintivos de la nación coreana.
Además de esto, Park Saeng Kwang también estaba interesado en los animales que simbolizan la longevidad que se encuentran en las pinturas tradicionales.
Al final, el trabajo de Park es la fusión de tradiciones antiguas y la densidad de colores y tecnologías modernas que paracen ilustraciones de un cómic fantástico.
A pesar de su muerte en 1985, la carrera de Park continúa destacando por su espíritu único que lo ayudó a desarrollar un estilo coreano auténtico, lo que lo tiene reconocido como el inconformista de la historia del arte coreano del siglo XX.