"¡Hasta luego, pa! ¡Me voy a revisar mi trampa para tigres!"
Con esas palabras, el 18 de noviembre de 1985, el autor Bill Watterson presentó a Calvin, un niño de 6 años con sombrero de safari en Calvin and Hobbes, una tira cómica que explora su versión de la realidad, y que lleva en el corazón su relación con su tigre de peluche, volviéndose un éxito instantáneo entre la crítica y la audiencia, dominando las páginas de cómics durante 10 años.
Para Calvin, Hobbes era un amigo de tamaño natural que caminaba, hablaba y compartía sus travesuras, pero a menudo lo cuestionaba o comentaba con ironía sobre su comportamiento y actitudes.
Para las demás personas, Hobbes no era más que un juguete de peluche.
Sin embargo, el autor sostuvo desde su creación que Hobbes, el fiel peluche de Calvin, no debería interpretarse simplemente como un amigo imaginario, ya que la historia y su mensaje era mucho más ambigua.
El cómic debut de Calvin and Hobbes. Fuente: CBC
Para crear Calvin y Hobbes, el dibujante se inspiró en Peanuts de Charles Schulz y Pogo de Walt Kelly, y nombró a los personajes principales en honor al teólogo del siglo XVI John Calvin y el filósofo inglés del siglo XVII Thomas Hobbes.
En la historia, el par está acompañad por los padres agotados de Calvin, nunca nombrados, la señorita Wormwood, su sufrida maestra, y Susie Derkins, su compañera de clases y objetivo frecuente de bromas, de quienes se basa un cuento lleno de moral, amistad, valor y la imaginación digna de un pingo de 6 años.
Además de la calidad de los dibujos y la cálida historia, la grandeza del trabajo de Bill se sostiene por haber permanecido sin cambios durante la ejecución de la función, en donde vendió a los lectores una visión de cómo el mundo fue transformado por la imaginación de Calvin, volviédonse una especie de radiografía viviente, o bien, un dibujo que cobra vida, perfecto para los lectores de todas las edades.
Durante sus años de su producción, Watterson resistió firmemente la mercantilización de sus personajes, rechazando prácticamente todas las oportunidades de comercialización.
Ante su insistencia, su sindicato impuso restricciones inusuales sobre cómo los periódicos podrían alterar la presentación de las tiras dominicales más largas, lo que le permitió una mayor libertad para experimentar con el diseño, uno que nunca vió frenada su éxito ante los ávidos lectores que iba cosechando con cada tira.
Fuente: The Story Museum
Pero en la víspera de Año Nuevo de 1995, con el acumulo de los problemas sindicales y creativos que frenaban el progreso de la adorable caricatura, Bill anunció que retiraba su creación para trabajar con menos limitaciones y envió a jugar al par de amigos a la nieve por última vez, alejándose de la tira para siempre.
"Es un mundo mágico, viejo amigo", le dice Calvin a Hobbes mientras montan su tobogán. "Vamos a explorar".
Los fanáticos estaban desconsolados, pero los personajes parecían saber a dónde se dirigían, pero para entonces, ya había sido galardonado dos veces con el Premio Reuben de Dibujante del Año de la Sociedad Nacional de Caricaturistas, una en 1986 y otra en 1988, y Calvin y Hobbes se habían convertido en la tira cómica estadounidense más popular de su época, porque lograba hacer realidad la imaginación, algo que es verdaderamente raro.
De acuerdo al mismo autor, cuando la tira desapareció, no se la estaba quitando a la gente, estaba simplemente dejando que ellos mismos llenaran los huecos, enseñando que cada día es uno lleno de posibilidades, y es nuestra decisión agarrar el tobogán y lanzarse.
Es alucinante experimentar algo que esperas que no sea nada más que ordinario, solo para descubrir que está cambiando la forma en que ves el mundo.
Ese es el resiliente legado de Calvin and Hobbes, una historia en donde muchos veían un tigre de peluche, pero Calvin encontró a su mejor amigo.