Originaria de Sulechów, Polonia, Olga Nawoja Tokarczuk es una de las escritoras más preciadas en el mundo por su “imaginación narrativa que, con pasión enciclopédica, representa el cruce de fronteras como forma de vida”, de acuerdo a la Academia sueca.
Tokarczuk nació el 29 de enero de 1962, y de sus habilidades creativas destacan: la curiosidad como motivación, y el reconocimiento de la intimidad del ser humano como un gran caudal de numen. En 2018 ganó el Premio Nobel de Literatura.
Egresada en psicología por la Universidad de Varsovia, fue voluntaria en la atención de enfermos mentales y, tras graduarse, laboró como psicoterapeuta en la clínica de salud mental Walbrzych.
Autora polifacética que igual se expresa mediante la poesía o la prosa, Olga reconoce a la literatura como un espectro que logra unir a la naturaleza con el arte; de sus influencias sobresale la obra de Carl Jung, Antón Chéjov, Thomas Mann, Nikolái Gógol y Edgar Allan Poe.
Su primera novela, El viaje de los hombres del Libro (1993), la hizo acreedora del Premio de la Asociación Polaca de Editores de Libros y fue el impulso definitivo para convertirla en una autora imprescindible que sabe colar el feminismo, la soledad, o el amor a la naturaleza con fragmentos de imaginación. Un acercamiento fraternal a su literatura es posible a través de esta breve selección.
Un lugar llamado antaño
Publicado en 1996, este libro fue seleccionado para el Premio Literario Nike y ganó el Premio del Público en el mismo certamen. Narra la historia de un pueblo y sus excéntricos habitantes, mientras refleja la cotidianidad de todo un siglo, desde la Primera Guerra Mundial.
“Antaño es un lugar situado en el centro del universo”, sentencia el inicio de la novela, y es también un microcosmos asentado en el corazón de Polonia, donde cohabitan personajes sofisticados y misteriosos, con cosacos invasores, almas en pena que se creen vivas, viejas locas que entienden a los animales, ángeles guardianes y perros sabios.
Sobre los huesos de los muertos
Las contradicciones del alma humana se despliegan en este thriller metafísico protagonizado por Janina Duszejko, una ingeniera de caminos retirada que dedica sus días a enseñar inglés en la escuela rural de una zona montañosa al suroeste polaco.
Apasionada de William Blake, la astrología y los animales, Duszeijko se ve envuelta en una misión para resolver una serie de asesinatos de cazadores furtivos. En esta combinación de novela policiaca con ensayo ecologista, Olga cuestiona a la sociedad y su falta de compromiso con el medio ambiente.
Casa diurna, casa nocturna
Uno de los mayores éxitos de la escritora, Casa diurna, casa nocturna (1998) es un híbrido de tramas diversas expuestas en pequeños ensayos y notas privadas, que describe la historia de Santa Wilgefortis, una mujer a quien Dios salvó de un matrimonio infeliz dotándola de un rostro masculino.
Esta obra, preseleccionada para el Premio Literario Internacional de Dublín en 2004, es el libro más personal de Tokarczuk.
Los errantes
En Los errantes (2007), a través de una voz brillante, Olga teje hilos entre realidades y tiempos de historia distintos, mediante la vida de un hombre que perdió a su esposa y su hijo, un taxidermista obsesionado con la investigación de cuerpos, y una mujer que busca reencontrarse con su primer amor.
En este libro, la autora extiende su fascinación por los sistemas de conexiones e influencias mutuas que brotan de las relaciones humanas, y a cuya revelación llegamos a través de las coincidencias.
E. E.
El segundo libro de la escritora, ambientado en 1908, cuestiona cuál es el secreto de la personalidad, el significado de la vida y del mundo mediante las vivencias de Erna Eltzner, una joven de 15 años que tiene la capacidad de contactar con los muertos.
"La ternura es el arte de personificar, compartir sentimientos y, por lo tanto, descubrir similitudes sin fin" – Olga Tokarczuk