El testamento de Agnès Varda, la abuela de la Nouvelle Vague
La historia del cine y el feminismo no se entienden sin Agnès Varda, y aunque su muerte entristeció este año a Europa y el mundo, su legado como la abuela de la Nouvelle Vague permanece vivo.
Recordada como una mujer apasionada, audaz y osada, Cannes homenajeó en su reciente edición a la cineasta belga de 90 años, quien falleció en París el pasado 29 de abril, a causa del cáncer de mama.
Nacida de padres franceses el 30 de mayo de 1928, Agnès estudió Historia del Arte en el École du Louvre y fotografía en la École de Vaugirard, lo que le valdría ser miembro y presidente del jurado de Cannes.
La Nouvelle Vague
En 1995, su ópera prima, La Pointe Courte, fue considerada la piedra angular de la Nouvelle Vague, convirtiéndola en una de las figuras icónicas del cine francés, de denuncia social y feminismo.
Cleo de 5 a 7, La felicidad, Loin du Vietnam, Manifiesto des 343, Una canta, la otra no, Sin techo ni ley, Los espigadores y la espigadora, Los espigadores y la espigadora... dos años después, Las playas de Agnès y Caras Lugares, son otras de sus obras.
Varda casada con Antoine Boursellier, y después con Jacques Demy, fue reconocida con el Oso de Plata en Berlín, el León de Oro en Venecia y el Premio de Cine Europeo.