Ubicado dentro de la extinta pero mítica Casa Roma, en un edificación porfiriana de hace más de 100 años, encontramos el restaurante AntiFine.
Una discreta, pero bella escalera nos lleva a las entrañas del inmueble, donde al entrar descubrimos lo inesperado. Una arquitectura hermosa, en sincronía de una decoración art déco, muy afrancesada, dan vida a este restaurante donde la finalidad del chef y creador del concepto es llevar al comensal a disfrutar una experiencia del fine dining, pero con muchos menos decibeles de seriedad.
En AntiFine el sentimiento de privacidad y libertad reinan para el comensal y la propuesta culinaria del chef invitan a abordar los alimentos desde un punto de desenfado y poco acartonamiento… precisamente de ahí su nombre, mismo que el chef describe como una “sátira del fine dining”.
Al sentarse, la experiencia comienza con un plato roto en el que te dan un gel de chapulines y lima que tienes que lamer, esto con la finalidad de que al hacerlo comienzas a sentirte con la libertad de disfrutar los alimentos desde una perspectiva mucho más lúdica y libre.
Hummus de garbanzo y ajonjolí. Foto: Cortesía
Posteriormente podrás saltar a la carta, donde encontraras una serie de platos basados en la comida mexicana, pero reinterpretados bajo la visión del chef Alfredo González, quien después de haber tenido una trayectoria muy interesante en restaurantes como Quintonil, a poniente y Cosme aporta su experiencia para armonizar de manera muy peculiar sus platillos.
Entrando, en cuanto llega la comida a la mesa, podemos darnos cuenta del manejo de las técnicas y la armonía de los sabores dentro de la propuesta del chef, creando una experiencia única y muy agradable al paladar.
En AntiFine, cada bocado es una experiencia inolvidable que desafía los convencionalismos y despierta los sentidos. Si buscas deleitarte con una propuesta gastronómica auténtica, divertida y sin igual, este es el lugar para ti.