Philippe Abril ama el lenguaje no verbal entre signos y símbolos, el realismo y la no figuración.
Y es que de acuerdo a él mismo, un trabajo exitoso siempre conserva una parte de misterio.
Nacido en Alès, Francia, Philippe se apasionó por el mundo de la fotografía y las artes visuales desde muy joven, su pasión lo llevó en 1981 a obtener un diploma en tipografía y artes gráficas en Grenoble.
Aquí surgió la idea de mezclar viejas fotografías familiares con las pinturas de los maestros, donde el resultado fue un diálogo sorprendente, onírico, conmovedor y fascinante entre el anónimo y la obra maestra.
Particularmente impresionado por las obras de Velásquez, Basquiat, Rembrandt, Picasso y De Kooning, continuó su expresión artística.
Más adelante trabajó durante 25 años como fotocompositor mejorando sus habilidades en fotografía, acuarela y fotografía.
Él cree que la fotografía representa el medio más inmediato para crear una imagen, experimentó coloreando impresiones con tintas translúcidas y agregando toques de pintura acrílica.
Philippe define el momento de la creación como un encuentro, un viaje hacia un destino incierto hecho de desvíos y sorpresas, a veces incluso de lucha.
Para él, lo importante es el resultado, las cristalizaciones de los materiales, los colores y las sensaciones determinadas por el azar.
Con esto en mente, define sus imágenes como una búsqueda de estructura, movimiento vivo, energía que evoca atmósferas.
En ellas, existe un deseo de controlar la luz, los colores, jugando con transparencias, goteos, ritmos y repeticiones de patrones.
La pintura acrílica con su rápido secado permite el control dando a las composiciones un aspecto textil con una mezcla de técnicas, collage, pastel, fieltro y grafito.
Él dice que su arte es una búsqueda de nuevas formas utilizando las técnicas de procesamiento de datos. Dibuja, escanea y usa Photoshop solo como su software, así, su arte es siempre autoritario y cuidadoso.