Guillermo Pérez Villalta es un artista total e intelectual del arte.
El pintor español, integrante de la nueva figuración madrileña, es uno de los pintores más representativos del posmodernismo en su país.
Nació en Tarifa (Cádiz) y comenzó a estudiar Arquitectura, una disciplina que ha seguido influenciando su obra pictórica.
Fuente: Elle Decor
En 1968 se trasladó a Madrid, donde en la década de 1980 se le consideró integrante de la llamada “movida madrileña”.
Su pintura, en esta primera etapa, es colorista y tiene una fuerte influencia manierista y barroca, lo que hace que algunos expertos lo incluyan dentro de la corriente neomanierista.
Hacia la década de 1970, comenzó a exponer mostrando obras que todavía conservaban cierto regusto conceptual que acabó desembocando en una figuración personalísima que entronca con el pop y la pintura metafísica de corte mediterráneo.
En esta época, trabajó en escenografías, cultivado el grabado y la litografía, trabajado en cerámica y bronce y diseñado muebles y tapices.
Sus cuadros, de fuerte colorido y luminosidad representan personajes que se mueven dentro de complejas escenografías teatrales, que aúnan los interiores con los exteriores.
En su etapa más reciente se ha inclinado hacia la temática mitológica, con fuerte contenido simbólico valorado por los tonos ocres y la aparición de desnudos masculinos.
De acuerdo a los críticos más apegados a su obra, su carrera ha estado hilada a fuego lento con dos vectores irrenunciables: la traslación del espacio a la totalidad de su obra narrativa, y el eclecticismo en la búsqueda de la belleza (antiacadémica), en una ruptura de los corsés del arte contemporáneo que valora como “cerrado y repetitivo”.
En ese sentido, la persona, trayectoria y obra de Guillermo Pérez Villalta son un referente nacional en cuanto a autonomía e integridad estética.
Hoy, a sus 73 años, y tras más de cinco décadas de absoluta entrega al arte, se realza como uno de los pinceles más llamativos de la escena contemporánea española
Su obra está siendo reseñada por nuevas generaciones de artistas y críticos españoles que han encontrado en él a un pionero de la figuración, la narrativa, la biografía y la pintura no dramatizada; de cuestiones de género y subculturas asociadas; de la ideología posmoderna y la poética del archivo, etc.