Después de la Revolución Rusa, ¿qué seguía?, ¿qué colores tendría la nueva mañana después de haber llegado la redención?
Curiosamente, dichas preguntas nos remiten a Yuri Pímenov, distinguido como el principal artista del realismo social en Rusia, un apasionado que mostraba la vida soviética a través de un filtro de color de rosa, esta "nueva vida" que llegó con el "deshielo" de la década de 1960, años marcados por la mano dura de Nikita Kruschev y el GULAG.
Yuri nació en Moscú en 1903 en un país atrasado y cuya economía y sustento poblacional se basaba casi exclusivamente en la agricultura.
Lírica de la inauguración de la casa, Yuri Pímenov, 1965. Fuente: Russia Beyond
Cuando cumplió la mayoría de edad, mientras compaginaba sus estudios trabajando como dibujante para varias revistas, llegó 1917, el año del final de Revolución Rusa, un año en el que Lenin creó los Talleres Técnicos y Artísticos del Estado de Moscú, más conocidos como Vjutemás, que influyeron fuertemente en la forma y el fondo de su pintura, una práctica que comenzó ahí, y donde coincidió con Serguéi Maliutin y Vladímir Favorski, dos colegas y amigos que acompañaron sus años formativos.
Tres años después de la Revolución Rusa, adentrado en su arte, Pímenov, sintió un halo de esperanza en el ambiente; joven y curioso, fuertemente influenciado por el expresionismo alemán, miró al futuro con los ojos bien abiertos, y fue entonces que su estilo encontró el camino.
En 1925 fue uno de los fundadores de la Sociedad de Artistas de Caballete junto a Aleksandr Deineka y Natalia Goncharova, que reunía a los egresados estudiantes del Vjutemás. Dirigida por David Schterenberg, la sociedad se caracterizó por la glorificación de la realidad soviética y temas como la industrialización y el deporte a través de las técnicas del expresionismo europeo moderno. Aunque se acabaría disolviendo en 1931, el artista encontró su vocación y su grupo,
Encontrando inspiración en la Nueva Objetividad, es decir, en aquellos pintores alemanes que estaban viviendo un mundo lleno de crueldad y que decidieron rechazar al expresionismo, Yuri halló una gran exposición en Europa y en rincones de Asia, encontrando un nuevo camino para pintores expresionistas que cargaban con la ola de entusiasmo post-guerra.
Sus primeras obras, o al menos las de mitad de la década de 1920 hasta la mitad de la década de 1930, hay soldados heridos y figuras deformes, pero tras el paso de los años explotó su mirada estéticamente bella sobre la ciudad. Influenciado por la mirada oficial del realismo socialista, compuso escenas coloridas y sociales.
Con viveza y agilidad, el pintor mostró sentimientos de alegría y de renovación. Con el don de observación, de la pureza y la frescura de su percepción, Pímenov dio paso a la novedad y a la poesía en lo cotidiano y lo banal.
A pesar de la facilidad que tenía para pintar, nunca dejó sus otras labores, una donde trabajó como diseñador y cartelista, decorando incluso para obras de teatro y películas. Poco a poco, se convirtió en el esteticista de Moscú y de la Unión Soviética.
Si bien hay una defensa acérrima al socialismo, en sus cuadros también hay detalles importantes que cuestionan el belicismo. En 1954, fue elegido miembro correspondiente, y en 1962 miembro de la Academia de las Artes de la URSS.
¿Qué sigue después de la guerra? Para Pímenov, agudizar la mirada y observar el mundo de otro modo. Nuevos tiempos requieren de nuevas obras, y ese fue su legado: una nueva mirada tras los años turbulentos.
Hasta el final de sus años, en 1977, cuando murió en su ciudad natal, se interesaba por pensar en lo cotidiano en este lugar donde se devela el misterio del mundo.