Es considerado el gran incomprendido de las vanguardias rusas y un enigma para el público occidental, pero es tiempo de hacer justicia.
Pável Filónov era un pintor que abordaba la vida, la historia, los problemas sociales desde el punto de vista de un ciudadano responsable. En sus cuadros y dibujos plasmaba su modo de ver y valorar todo lo que ocurría en el mundo.
Nacido el 8 de enero de 1883 en la Rusia de los zares, antes de la revolución bolchevique, cuando el mundo del arte vivía años de intensa actividad, en 1897 se mudó a San Petersburgo donde tomó clases de arte y comenzaron sus primeras entradas en la teoría del arte.
En 1908, ingresó en la Academia Imperial de las Artes de la mano de Jan Ciągliński, de donde fue expulsado en 1910 por sus fuertes criticas al sistema y a varios temas en general que lo inquietaban. Unos años después, en 1914, formó parte del grupo artístico Unión de la Juventud, creado por Yelena Guró y Mijaíl Matiushin, donde comenzó a llevar a cabo sus primeras pinceladas y la fusión con la crítica.
Fuente: Pável Filónov | LOFF.it
Ya en sus primeras obras, que datan de la década de 1910, puede observarse que tiene una teoría diferente a la de otros artistas. Filónov rechaza la influencia de las ciudades, a las que considera molestas para el ser humano, y se decanta por el campo y la naturaleza. Muestra de ello son sus cuadros que representan escenas de la vida campesina, que beben directamente del folclore ruso.
En 1912, formuló los principios del arte analítico o anticubismo en su artículo El canon y la ley, donde estableció que el cubismo representa objetos usando elementos de su superficie geométrica, pero los "realistas analíticos" deberían representar objetos usando elementos de su alma interior.
Con estas ideas en medio de un ambiente de represión política, se volvió un artista capaz de manifestar una inédita actividad con propuestas radicales y revolucionarias importadas de las manifestaciones que venían desarrollándose en Europa, fundamentalmente en Francia y Alemania, a donde los pintores, escultores, fotógrafos y diseñadores viajaban con frecuencia.
En este tiempo, el pintor se lanzó de lleno al futurismo ruso y al rayonismo, que incorporaba elementos del orfismo promovido en Francia por Apollinaire, y cuajó perfectamente en la actividad artística rusa que aún hoy asombra al mundo.
Para entonces, la obra de Filónov había finalmente encontrado su camino, manifestándose como una creación oculta marcada por la incomprensión y el desdén, una visión que causó tremendo revuelo en exposiciones colectivas de París-Moscú que se celebraron en 1980 en el Centre Pompidou de la capital francesa.
Su estilo muy detallado, partiendo de pinceladas precisas, y una composición mediante fragmentos hasta completar el cuadro, poseen un carácter enigmático de su significado, por lo que cayó rehén de la prohibición terminante impuesta por autoridades comunistas que se prolongó durante casi cinco décadas, hecho que igualmente contribuyó el hecho de que jamás salió de Rusia y que se resistió a vender sus cuadros a compradores extranjeros.
A lo largo de la vida del artista, también es destacable su compromiso con la realidad de su tiempo que dejó plasmado en sus obra, ya que Pável se consideraba comunista, pero en su vertiente más romántica e idealista. Estaba en contra de la guerra, aunque no se opuso a la Revolución de 1917, pues creía que conllevaría a un mundo más igualitario.
Dentro de su obra también destacan los retratos, en los que pretendía representar el pensamiento del retratado, así como su visión del cosmos y sus pinturas futuristas, temáticas muy tratadas por los artistas de su época.
Tatiana Glebova, otro notable nombre de la pintura rusa, creía devotamente en las teorías de Filónov sobre la floración universal, y como él, consideraba que la pintura debería reflejar un proceso de crecimiento del mundo similar al de las plantas, según el cual continuaba permanentemente activo como un ser independiente.
Filónov murió en 1941 por inanición, marginado y olvidado, durante el sitio de Leningrado. El pintor nunca vendió sus cuadros al considerar que debían ser patrimonio del pueblo y su voluntad fue donarlos al Museo del Arte Analítico con el fin de "hacer una exposición de sus obras por la Unión y en el extranjero", según dejó escrito.
Fue su hermana Yevdokía Glébova quien finalmente entregó en 1977 al Museo Ruso casi toda la producción de Pável Filónov, compuesta por alrededor de 400 obras.