Mikhail Vrubel fue un artista ruso cuyo arte original, cercano al estilo Art Nouveau, combinaba formas decorativas brillantes con contenido dramático, trágico y lujo visual con estados de ánimo perturbadores, provocándole a sus espectadores una sensación de catástrofe inminente.
Mikhail Alexandrovich Vrubel nació en Omsk, donde su padre, un abogado militar, se desempeñó como ayudante de personal del Cuerpo Separado de Siberia. La madre de Mikhail murió de tuberculosis cuando él tenía 3 años, por lo que el artista creció a lado de su padre y de su madrastra.
Mikhail era un niño débil, y comenzó a caminar solo a la edad de tres años. Evitaba los juegos y ejercicios al aire libre o cualquier esfuerzo físico en general. Fue su madrastra quien lo puso de pie y lo obligó a seguir un estricta dieta y dedicarse al piano.
Gracias al servicio de su padre, la familia Vrubel siempre estaba de viaje, y para entretenerse, además de las clases del piano, siempre cargaban con libros, por lo que Mikhail siempre estuvo rodeado de libros, incluidas ediciones antiguas y lujosamente ilustradas. Esta exposición a las artes le abrieron el camino a la pintura, donde manifestó talento desde una edad temprana.
Fuente: TrianArts
Cuando tenía nueve años, él y su padre fueron a ver una copia del Juicio final de Miguel Ángel, y cuando regresaron a casa, Mikhail lo reprodujo de memoria, por lo que su padre lo inscribió en clases privadas y luego lo enroló a escuelas de arte como voluntario. Sin embargo, la pintura fue solo un pasatiempo en su vida durante mucho tiempo.
En 1867, Mikhail Vrubel ingresó al Fifth City Gymnasium en San Petersburgo, una institución progresista donde, junto con un estudio en profundidad de idiomas antiguos, se impartían lecciones de danza y gimnasia. Así, el joven aspirante a las artes continuó estudiando pintura, y para la década de 1870, su padre recibió una residencia en Odessa, y Mikhail, de 14 años, ingresó en el famoso Liceo Richelieu (en ese momento ya transformado en la Universidad Imperial de Novorossiysk).
Después de graduarse de la escuela secundaria con honores, Mikhail fue a la Universidad de San Petersburgo para estudiar derecho, y contrario a los deseos de su padre, esa ciudad inmediatamente tomó al joven en la mano y lo rodeó de tentaciones artísticas, con lo que descubrió su pasión por el teatro, así como por atuendos extravagantes.
Allí, estando entre los reyes del azúcar, probó una vida verdaderamente dulce, menciona uno de sus historiadores, Alexander Ivanov. "En invierno, iba a la ópera, en verano se mudaba con todos sus amigos a una casa de campo". El público bohemio estaba constantemente en casa del artista, y ese entorno es el que debió de haber impulsado a Vrubel a tomar en serio la pintura.
Tras terminar la universidad con resultados mediocres y después de cumplir el servicio militar, Vrubel, de 24 años, ingresó a la Academia de Artes como voluntario, y su camino estaría marcado.
En ese tiempo comenzó a dibujar ferozmente, logrando belleza en blanco y negro, más tarde, se interesó en la pintura monumental y en las escenas mitológicas. Al poco tiempo, fusionó la pintura con esculturas de mayólica, creando azulejos de estufa, jarrones de cerámica, bocetos de vestuario y escenografía teatrales, diseño de interiores e incluso soluciones arquitectónicas.
Mientras prosperaba y llegaba a los 30 años, Vrubel creó El demonio sentado y el Demonio caído. Con el breve paso del tiempo, Vrubel buscó su inspiración sobre todo en las leyendas y mitos rusos, así como en el arte bizantino y el arte medieval.
Con este cóctel, el pintor desarrolló un arte profundamente individual, pero a la vez colectivo; a veces inusual pero que siempre mereció la atención y el favor de la crítica.
Antes de llegar a los 30 años, Vrubel sin duda se había convertido en la figura principal del simbolismo ruso. Si hubiera que asignarle un movimiento, dicen los historiadores del arte, su obra puede ser encuadrada dentro del simbolismo fantástico.
El pico de la impopularidad del pintor fue en la Exposición Artística e Industrial de toda Rusia en Nizhny Novgorod, de 1896, pero a pesar del éxito, el tormento siempre lo alcanzaba; se hirió a sí mismo para suavizar el dolor del amor no correspondido y tomaba de forma pesada hasta volverse un vagabundo por las calles de Kiev.
En 1905, Mikhail tuvo un severo brote psicótico debido a la sífilis que padecía. Acabó ingresado en un psiquiátrico y perdiendo su vista. Murió 14 de abril de 1910, San Petersburgo, Rusia.
Al final, Mikhail Vrubel vivió de la forma en que pintó: rápido, brillante, con "grandes trazos", intrigando a sus "espectadores" y provocándoles una sensación de catástrofe inminente, una que sigue latente si se deja encantar por la fantasía de sus obras tenebrosas.