Nikolay Prokopenko es un digno continuador de una conocida Escuela de Arte Grekov en Odessa, y no solo por influir en muchas generaciones venideras, sino por reflejar con sensualidad, lirismo y emotividad la cultura festiva de Ucrania.
Algunos críticos de arte extranjeros lo llaman Picasso ucraniano, mientras que otros revelan puntos en común con Gauguin y Rubens.
Nació en 1945 y fue principalmente influenciado creativamente por la década de 1960 mientras crecía, una época donde el mundo del arte también se estaban produciendo una multitud de cambios poderosos.
Por un lado, el pop art estaba abrazando la cultura de los medios de comunicación de masas a través de las obras de Andy Warhol, Roy Lichtenstein y Tom Wesselmann.
Nikolay Prokopenko. Fuente: Arthive
A partir de las imágenes de la cultura popular y el consumismo de masas, los artistas pop rechazaron la autoridad del arte culto y crearon un movimiento de vanguardia, mientras que el minimalismo, que aparecía simultáneamente, rechazaba cualquier forma de expresión emocional y se centraba en el aspecto teórico del arte, aspirando a respuestas visuales puras.
Históricamente ambientada en el contexto de la Guerra Fría, la década de 1960 simboliza una era sumamente influyente que generó un número importante de rupturas y desafió el orden de las cosas. En Europa, la Cortina de Hierro y el muro de Berlín marcarían permanentemente a las personas y las creencias, mientras que en los Estados Unidos, problemas como la crisis de los misiles en Cuba y la guerra de Vietnam influirían para siempre en las generaciones venideras, desde la educación hasta las cuestiones e ideologías de género.
Es en este marco que el arte de Nikolay se produce como una redefinición de los estándares sociales en la sociedad occidental, con filosofías y movimientos revolucionarios que surgieron en una cuna de innovación.
La honestidad y el vacío de emociones siendo conceptos clave en el influyente movimiento, que también fue representado por artistas como Frank Stella, Donald Judd y Agnes Martin, entre otros. Aburridos de los elementos gestuales del expresionismo abstracto, los artistas minimalistas se centraron en producir obras de arte que reunieran principalmente líneas pulidas y limpias y elementos geométricos.
Profundizando en algunos de los conceptos inherentes al expresionismo abstracto, artistas como Morris Louis, Kenneth Noland, Helen Frankenthaler, y el mismo Prokopenko practicaron la pintura de campo de color, fuertemente relacionada con el minimalismo, con un enfoque esencialmente basado en reglas, desprovisto de cualquier característica expresiva, marcando además, el primer florecimiento del conceptualismo estuvo significativamente influenciado por la simplicidad del minimalismo.
No obstante, el legado del artistas ucraniano fue más allá al negar todas las concepciones predefinidas inherentes al arte, de manera similar a lo que los artistas pop estaban tratando de lograr, elevando la cultura popular al estado de arte elevado.
Gracias a su lucha, varias escuelas de filosofía influyeron profundamente en los temas creativos fuertemente seducidos por las ideologías del existencialismo, que lograron el éxito mundial a través de su representación de la forma humana y el lamento a menudo asociado con la condición humana.
Actualmente, mientras radica en Odessa, el lugar que lo vio graduarse como pintor, sus obras se siguen presentando en más de 70 museos y galerías de Estados Unidos y Europa, además de colecciones privadas de Ucrania, Rusia, Moldavia, Yugoslavia, Francia, Canadá, Israel, México, Grecia, Polonia, España, Alemania, Austria, Australia, Holanda, Bélgica, Italia, Inglaterra, Suiza y Noruega.
Hoy se desempeña como profesor, miembro de la Unión Nacional de Artistas de Ucrania, miembro de la Unión Nacional de Artistas Teatrales de Ucrania, y miembro de la Asamblea de la Nobleza del Sur de Ucrania. A lo largo de su amplísima carrera ha sido ganador de exposiciones internacionales y regionales, bienales y trienales internacionales.