Desde finales de la década de 1980, cuando Oleg Tistol comenzó a exponer, el nuevo arte ucraniano ha sufrido muchos cambios en los medios de expresión y estrategias artísticas, no obstante, sus obras surrealistas y evocadoras siempre han estado en el centro del proceso artístico ucraniano.
Desde entonces, su trabajo no solo ha reflejado el cambio de rumbo del arte ucraniano, sino también los hitos de su desarrollo.
La obra de Oleg es una que surgió al borde de las épocas soviética y postsoviética, combinando tanto una crítica de la cultura soviética con una reevaluación de sus clichés, así como la atmósfera vital, alegre y lúdica que luego sería definida en gran medida como la "nueva ola ucraniana".
Nació en 1960 en Vradiivka, región de Mykolaiv, Ucrania, y se graduó de la Escuela de Arte Republicana de Kiev, el Departamento de Pintura en 1978, y del Instituto Estatal de Artes Decorativas y Aplicadas de Lviv en 1984, donde el tema del “estereotipo” comenzó a marcar su pensamiento creativo. Desde aquellos años, se interesó en los aspectos estéticos formales de la disciplina, como las placas de estarcido, las copias de seguridad de color, y las superficies pintadas suavemente.
Con ellas, combinó los símbolos, mitos y utopías nacionales y soviéticas en sus obras, descubriendo por sí mismo la noción de simulacro, dando a luz a una autosustentabilidad tan paradójica que une inesperadamente la propaganda con el arte pop de una forma tan singular.
De esta manera, sus pinturas, instalaciones a gran escala, fotografías, esculturas y objetos de arte han definido las principales tendencias del arte ucraniano contemporáneo.
En su trabajo, Oleg propone un concepto del “nuevo estereotipo”, pronunciado por el artista y Konstantin Reunov en el texto A Resolute Edge of National Post-Eclecticism, un tipo de manifiesto que se divulgó de manera amplia a finales de los años 80, que se consideró como una forma de posmodernización del arte ucraniano, que todavía estaba firmemente atrapado entre el folclore y el realismo socialista.
Sin embargo, con el tiempo, sus intentos de conceptualizar el desarrollo de la época postsoviética chocaron con los problemas de la historia nacional, así como con las dificultades relacionadas con la creación del nuevo proyecto cultural de la Ucrania independiente. Al final, las ideologías introducidos por Tistol en su texto continúan siendo una de las tendencias más importantes y de moda en el arte contemporáneo.
Su influencia como artista y pensador dieron pie a grandiosas obras, pero también al cuestionamiento del pasado imperial-colonial y soviético-totalitario que los artistas ucranianos estaban heredando. Por lo tanto, antes de rechazar las tradiciones, Oleg sugería marcarse, definirse, formalizarse y llevarse a una cierta "norma" con esfuerzo y dolor, pero al final, con miras hacia identidad artística personal, eligiendo entre “los modos rutinarios de existencia” y siguiendo “el espíritu de los tiempos”.
En este espíritu es que Oleg Tistol realmente definió lo que fue la "nueva ola ucraniana" que inesperada y rápidamente surgió en Ucrania a fines de la década de 1980 y resultó ser un espacio de reflexión cultural, donde las viejas y nuevas mitologías; el post de la realidad soviética y la búsqueda de la identidad nacional han encontrado cierta “visualización” que no ilustra, sino que analiza artísticamente “la temática ucraniana”.
El arte de Oleg tiene sus raíces en la época soviética, y de ahí proviene su desconfianza hacia las declaraciones directas y las verdades evidentes, así como su aguda sensibilidad hacia las expresiones situacionales grotescas, portadoras de imágenes y la inesperada “positividad” de la ironía como medio de superación a una presión ideológica.
Combina tanto la crítica de la cultura soviética con la reevaluación de sus clichés como la atmósfera vital, alegre y lúdica. Mezclando en sus obras símbolos, mitos y utopías nacionales y soviéticas, el artista demostró su personal visión de la realidad donde la aceptación de la vida y el entusiasmo por las metamorfosis del arte conviven con un sentimiento de “derrota”, que es un destino eterno de artista contemporáneo que está ineludiblemente obligado a reutilizar las formas de expresión plástica preexistentes.
Los primeros trabajos de Oleg, como las pinturas a gran escala Zinovy Bogdan Khmelnitsky, Reunificación, La despedida de Slavyanka y Ejercicio con masas demostraron las características principales de la "nueva ola" ucraniana: juego libre con símbolos, los colores brillantes y expresivos y la "exageración" enfática de los recursos artísticos. La “nueva ola” conectó firmemente el arte ucraniano con el tema del “barroco nacional” que, en muchos sentidos, había definido sus tendencias en la primera mitad de los años 90.
De la serie Mountains. Fuente: Abrahamovic Art, Mutual Art
La armonía del arte barroco con la estética posmodernista y su propensión a la mistificación y producción de ilusiones no sólo vincularon la experiencia histórica nacional con la práctica artística contemporánea, sino que permitieron comprender las paradojas de la tradición que se remonta a las Guerras de liberación en Ucrania.
Muchos críticos de arte comparan la “nueva ola ucraniana” con la transvanguardia italiana.
Simultáneamente, a partir de mediados de la década de 1990 Oleg y su colega artista Nikolay Matsenko comenzaron a desarrollar el concepto de Natsprom (Industria Nacional), un estudio de los estereotipos nacionales fijados en el entorno circundante donde llevaron a cabo los proyectos: El Museo de Ataturk, El Museo de Arquitectura, El Museo de Ucrania, La Madre de las Ciudades, que combinan pintura, fotografía y objetos de arte, un ejemplo perfecto de la claridad y adecuación de la concepto, así como la posición de los autores estrictamente determinada.
En 1994, Oleg comenzó a trabajar en el proyecto Dinero ucraniano que estuvo en curso hasta 2001; en este proyecto, el artista pasó de pequeños dibujos y grabados a grandes paneles e instalaciones a gran escala.
A lo largo de su trayectoria, el dinero aparece como una categoría cultural y simbólica, que no sólo marca la historia de la independencia nacional, sino que también anticipa y refleja el principal problema de la realidad ucraniana contemporánea: la elección de valores, tanto genuinos como falsos.
En su serie de pintura Geografía nacional, que llevó a cabo de 1998 a 2004, combinó “lo local” y “lo extranjero”, lo auténtico y lo prestado, lo étnico y la problemática global. Las fuentes de esta serie fueron las antiguas revistas ilustradas con fotos etnográficas de “diferentes tribus”. En 2005, Tistol pintó la serie Telerealismo, abordando posiblemente uno de los problemas más importantes de la cultura contemporánea: la capacidad de la televisión para manipular situaciones y personajes, así como para otorgar importancia a cualquier tipo de imagen.
El último proyecto de Tistol U. B. K (la abreviatura de Costa Sur de Crimea), en la que había estado trabajando desde 2007, también presenta un nuevo estereotipo. Como explica Tistol: “Las palmeras para mí, como para todas las demás personas, son los símbolos del paraíso. Además, en nuestra tradición, el abeto es un sustituto de la palma. Por lo tanto, siempre percibí la palma como nuestro 'árbol nacional'.
En sus Palms, Tistol nuevamente ingresa al territorio del arte pop demostrando sorprendentemente la cercanía de la percepción contemporánea a la aceptación de la vida en toda su plenitud.
Hasta el día de hoy, el artista continúa su trabajo, exponiendo su trabajo en galería. y en sus redes sociales.