Eugenia Gapchinska es una artista que se autodenomina la "proveedora de felicidad número uno" de su país, Ucrania. Se proclamó a sí misma con este apodo porque su principal opinión sobre cualquier tipo de arte, especialmente el visual, es que no está hecho para representar y difundir la dicha y el bienestar.
Además, es la artista mejor pagada de Ucrania. Con la popularidad internacional que ha ido adquiriendo a través de los años, Eugenia realiza anualmente más de una docena de nuevas exposiciones en Ucrania, Rusia, Francia, Bélgica, Inglaterra, los Países Bajos y otros países.
Evgenia tiene 38 años, nacida en Kharkiv en una familia militar.
Después del octavo grado, ingresó a la Escuela de Arte de Kharkov en el departamento de "maestra de la Escuela de Arte para Niños" (escuela de arte para niños), de donde se graduó con honores.
Luego ingresó al Instituto de Arte e Industria de Kharkov en la facultad de "pintura", donde solo cinco personas fueron reclutadas para este departamento. Tres personas llegaron al final de la formación, donde pasaron poco más de seis año.
Mientras estudiaba en el instituto, realizó una pasantía en la Academia de Artes de Nuremberg. Después de graduarse del instituto con un diploma rojo, uno que se da a los alumnos más destacados, no pintó durante mucho tiempo.
Su infame estilo peculiar de apariencia no fue de la noche a la mañana, y para una mujer con una educación de fondo de tan largo plazo, desarrollar su propio estilo personal fue todo un viaje.
Trabajó de gerente, de manicurista, en una agencia de publicidad, en el centro de Soros, en una empresa de venta de plástico, y más hasta que un día se dio cuenta de que se estaba especializando en un campo que no le interesaba. Fue finalmente a mediados de la década de 1990 que dejó su trabajo en turno y consigió un trabajo en la galería Srebni dzvoni como curadora. En dicho momento, nuevamente comenzó a dibujar.
La artista intentó exponer en otras galerías, pero no la aceptaron en ninguna otra parte, pues alegaban que no es “su artista”.
En 2000, con un hijo, se mudó a Kiev, donde pudo encontrar patrocinadores y una casa de arte en la que encontró magia y delicadeza en sus colores. Ahí ha permanecido para llevar a cabo y difundir su trabajo.
Ella, una artista autodidacta, cree que sus pinturas están fuera del canon, pero a la par, se siente más libre. De acuerdo a ella misma, no sienta la estricta escolarización que exige seguir cada ley de la naturaleza a la hora de trasladar a un lienzo, al igual que con las personas, la estructura corporal y la anatomía; sin embargo, los lleva a cabo tanto que los considera cruciales para escribir y llevar a cabo sus retratos.
Como resultado, su trabajo se vuelve extraordinario y fascinante para locales y extranjeros.
La artista tiene varias galerías privadas en Ucrania y Rusia. Actualmente, e incluso a pesar de las condiciones bélicas, sus obras se almacenan en museos europeos y colecciones privadas de artistas y amantes del arte, otras se encuentran en colecciones de conocidos actores, presentadores de televisión y cantantes rusos y ucranianos. Sus pinturas incluso han sido compradas por Luciano Pavarotti.
En Kiev, Odessa y Dnipropetrovsk puedes encontrar galerías de Gapchinska – “Galerías de la felicidad”, y no solo pinturas sino también bolsos, almohadas, platos, libros y mucho más.