Mario Eloy de Jesús Pereira nació en 1900 en Alges como el hijo de un joyero y nieto de actores, de quien heredó un gusto por el arte pictórico, así como el sentimiento nostálgico y trágico que luego influenció tan profundamente su obra.
Mario Eloy era generalmente autodidacta, y en 1913, dejó la escuela secundaria para asistir a la Escuela de Bellas Artes en Lisboa, que dejó dos años después.
Su estilo muestra la influencia de pintores como Van Gogh, Picasso, y en su mayoría, de la pintura expresionista alemana, que admiraba durante su estadía en Alemania, de 1927 a 1932, especialmente Carl Hofer.
Tras irse a otras parte de Europa a aprender y luego regresar a Portugal, se convirtió en el mejor representante del expresionismo en la pintura portuguesa.
Algunas de sus trabajos, como "Enterro", en sus referencias, parecen anticipar la pintura surrealismo en Portugal, lo cual lo coloca como uno de sus más importantes estandartes y maestros.
Es importante enfatizar el papel de la arquitectura, la selección de los materiales y la búsqueda de sus posibilidades revela lo inesperado en su arte.
Desde su primera exposición, el tema de la relación entre lo que es orgánico e inorgánico se ha revelado como un terreno fértil para la experimentación.
En ciertos casos, sus obras articulan fragmentos figurativos relacionados con la presencia de un cuerpo con formas abstractas de una geometría primaria que dan diferentes distorsiones que son solo el efecto de una energía que intenta trascender a sí misma.
Sin embargo, la narrativa de la cual se dibuja el trabajo es de una desintegración total del sujeto que, teniendo en cuenta el juego de idiomas de cada pieza, lo coloca como uno de los representantes más importantes del segundo modernismo portugués.
En el año 1944, tuvo que dejar la pintura debido a una enfermedad mental grave y pasó el resto de su vida en una institución mental en Río de Mouro, donde murió el 5 de septiembre de 1951.
Al final de todo, la conceptualización de su trabajo es absoluta y parece evolucionar de una arrogancia, el deseo de superar la arquitectura de las posibilidades "naturales", por lo tanto, construirse de voluntad.
El número total de obras de Mario Eloy no supera las 400 piezas, ya que quedaron contabilizadas en alrededor de 100 pinturas y 300 dibujos, no obstante, suficientes para enaltecerlo como un pintor prolífico y expresivo en tantas facetas.