El artista austriaco Herbert W. Franke, conocido por emplear programas de computadora para visualizar las matemáticas como arte y quien recientemente había incursionado en el mundo de los NFTs, murió a los 95 años.
Fue a fines de la década de 1970 cuando Herbert W. Franke atracó en la creación de Ars Electronica, un conocido congreso que al mismo tiempo es un festival con exposiciones, conciertos, talleres y performances que permite a las personas imaginar otros posibles mundos.
Resulta que Hannes Leopoldseder, otro cofundador de Ars Electronica, investigaba a expertos en el campo de la microelectrónica y el arte y fue así como se topó con dos de los libros de Franke.
Leopoldseder se propuso conocer en persona a Franke y poco tiempo después, junto con Hubert Bognermayr y Ulli Rützel, lanzaron el primer Festival Ars Electronica en 1979.
La visión de Herbert W. Franke se hizo realidad, por lo que actualmente sigue siendo un elemento crucial de todos y cada uno de los festivales ya que su importancia radica en la de haber unido al arte y a la ciencia en un mismo lugar.
No solo estudió física, matemáticas, química, psicología y filosofía en la Universidad de Viena, sino que fue autor de numerosas novelas de ciencia ficción y un ávido explorador de cuevas.
MONDRIAN (1979/2010/2022), de Herbert W. Franke. Fuente: objkt.com
El arte computarizado lo fascinó desde sus primeros años, cuando dichas máquinas fueron usadas por primera vez para crear inimaginables imágenes.
Así, Herbert W. Franke también creó sus propios gráficos por computadora y, a través de su preocupación por las imágenes digitales, decidió acercarse cada vez más a los campos del arte y la ciencia.
Decidió trabajar en todos los territorios y siempre aceptó el riesgo de traspasar fronteras en un momento en que el tema digital aún no estaba tan aceptado como actualmente lo conocemos.
Franke fue un científico que también escribió novelas de ciencia ficción y un artista que fue un gran explorador de cuevas y se ocupó, como pocas personas en este mundo, de las matemáticas. No fue solo su curiosidad, sino el coraje que demostró una y otra vez, lo que lo llevó a ser conocido como uno de los autores de ciencia ficción más importantes.
