Polonia ha dado grandes figuras que han posicionado su visión del mundo, entre el pacifismo y la denuncia social. De Lech Walesa a Karol Wojtyla, la influencia de una clase social que vivió la ocupación nazi –y casi inmediatamente la falsa liberación con la ocupación rusa–, se nota en sus posturas sobre la paz, la guerra, las costumbres… y por supuesto, la cultura, el arte y la moda.
A esa camada pertenece Piotr Uklański, un artista nacido en Varsovia y graduado de la Academia de Bellas Artes de esa ciudad, nacido en el año de los movimientos estudiantiles: 1968. Apoyado en varios medios (que van desde la fotografía y las instalaciones hasta el video y el arte escénico), libra una guerra irónica y crítica contra el encanto seductor de los estereotipos en la cultura popular y los clichés visuales.
El New York Times lo definió hace tiempo como “un enfoque del arte que combina astucia, seriedad y humor negro; sinceridad y cinismo". Toma material para sus obras de zonas degradadas de la cultura pop, mostrando una magia incuestionable.
Sus obras hablan tanto del hedonismo espontáneo ante la belleza como del sentimiento de culpa que surge al experimentarla. Uklański encuentra el goce en lo banal y familiar, en lugares olvidados o en los que aparece de manera completamente inesperada, involucrando a su audiencia en situaciones creadas con el objetivo de producir una buena vibra, provocando una sensación de nostalgia y sentimentalismo.
Bialo-Czerwona. Piotr Uklański. Foto: Gagosian
Uklański transporta fenómenos estéticos a través del espacio y el tiempo. Su proyecto de instalación Dance Floor, de 1996, reproduce la pista de un club nocturno, que reverbera con luz al ritmo de la música. Montado en una galería, se convierte en un elemento por el cual los visitantes no pueden pasar. Se enfrentan a un espacio cuya atmósfera recuerda a una discoteca, pero pueden sentirse frustrados por el hecho de que no pueden sucumbir por completo al estado de ánimo.
La exposición de Uklański Los nazis, mostrada en Varsovia en noviembre de 2000, terminó con un escándalo: varias obras fueron destruidas y la exposición fue clausurada. El proyecto mostraba 164 fotografías en color de conocidos actores extranjeros y polacos que habían interpretado a nazis en películas. Las fotos muestran a hombres elegantes, tipos duros de película, seduciendo al espectador con su atractiva imagen, desdibujando así la verdad sobre el nazismo. El propio artista comentó sobre el proyecto: “El retrato de un nazi en la cultura de masas es el ejemplo más destacado de cómo se distorsiona la verdad sobre la historia, sobre las personas”.
En plena exposición, el conocido actor Daniel Olbrychski entró en la galería con una espada y, en presencia de un equipo de televisión avisado con antelación, acuchilló varios de los cuadros en protesta por el hecho de que el artista hubiera utilizado su imagen fílmica. El ministro de cultura se negó a permitir la reapertura de la exposición.
Las imágenes de Lech Walesa, el sindicalsita y luchador social creador del concepto “Solidaridad”, y de Karol Wojtyla, nombre civil del Papa Juan Pablo II (ambos, personajes polacos) tampoco le pasaron desapercibidos al artista.
Untitled (The Year We Made Contact), 2010. Piotr Uklański. Foto: Contemporary Art Daily
Ha hecho instalaciones relacionadas con el símbolo gráfico de Solidaridad para crear obras abstractas que juegan con la evolución de lo que significa el movimiento para las generaciones posteriores.
En una foto aérea donde participaron cientos de personas (al estilo de Spencer Tunick) vestidas de rojo, logró plasmar el logotipo del concepto de Walesa. Lo mismo hizo con una silueta abstracta del rostro de Juan Pablo II.
Uklański se complace abiertamente en burlarse y provocar al mundo del arte de una manera frívola. Es un satírico artista que desnuda los valores y los encantos de la burguesía del mercado del arte y del mundo pop.
Untitled (Joannes Paulus PP. II Karol Wojtyfa), 2004. Piotr Uklański. Foto: 20minutos