Las obras de Chéri Samba frustra la política de identidad expresándose a través de una variedad de sentimientos.
Convertido en artista de renombre que ha expuesto tanto en África como en todo el mundo, al día de hoy es una figura emblemática del arte africano contemporáneo y embajador de los artistas del Congo —sus colegas y amigos de Kinshasa—, donde siempre ha vivido y continúa trabajando.
Samba nació en 1956 en la República Democrática del Congo de padre herrero y madre campesina, uno de diez hijos. A la edad de 16 años, en 1972, Chéri dejó la escuela y su pueblo para encontrar trabajo como pintor de letreros en la capital Kinshasa, donde comenzó a desarrollarse.
Empezó creando pinturas de este periodo, revelando su percepción de las realidades sociales, políticas, económicas y culturales, exponiendo todas las facetas de la vida cotidiana en Kinshasa. Sus lienzos fueron ofreciendo un comentario continuo sobre las costumbres populares, la sexualidad, el SIDA y otras enfermedades, las desigualdades sociales y la corrupción.
Trabajando tanto como pintor de vallas publicitarias como dibujante de tiras cómicas, Samba empleó las convenciones de ambos géneros cuando comenzó a pintar sobre tela de arpillera, ya que el lienzo era demasiado caro. En 1975 tomó prestado del arte cómico el dispositivo de las "burbujas de palabras", lo que le permitió intercalar no solo narrativa sino también comentarios en sus composiciones.
Me había dado cuenta de que la gente en la calle pasaba junto a las pinturas, las miraba y seguía adelante. Pensé que si añadía un poco de texto, la gente tendría que detenerse y tomarse un tiempo para leerlo, para adentrarse más en la pintura y admirarla. Eso es lo que llamé la 'firma de Samba'. A partir de entonces puse texto en todas mis pinturas.
A principios de la década de 1980, comenzó a firmar sus pinturas "Chéri Samba: Artiste Populaire", y convirtiéndose a él mismo en el tema principal de sus pinturas. De hecho, la popularidad de sus pinturas pronto fue más allá de los límites de la ciudad de Kinshasa; a mediados de la década de 1980, su trabajo estaba ganando audiencia internacional.
Desde entonces, las pinturas de Samba revelan las percepciones de su país y su entorno.
Aunque se inspira en gran medida en su ciudad, Samba apunta a lo universal. Apareciendo a menudo en medio de los lienzos, Samba personifica a un observador medio inocente, medio activista que transmite lo que él considera mensajes esenciales.
Su gran avance fue la exposición Les Magiciens de la Terre (comisariada por Jean Hubert Martin) en el Centre Georges Pompidou de París en 1989, que le dio exposición internacional.
Siguieron la Fondation Cartier, el Museo Guggenheim de Bilbao, la Bienal de Venecia, el Museo Kunst Palast de Düsseldorf, el Museo Nacional de Arte Africano de Washington DC, el de Bellas Artes de Houston, el Museo Ludwig de Colonia, y el Museo Provincial Voor Moderne Kunst en Ostende.
Chéri defiende la idea de que se nace artista, explicando:
Cuando vienes al mundo, no eliges lo que debes ser. Es como, de una manera curiosa, hacer un trabajo que no elegiste. Cuando era niño, dibujaba en la arena porque no tenia materiales Usaba mis dedos para garabatear en la arena, y poco a poco, cuando estaba en la escuela, comencé a tener hojas en blanco y bolígrafos y a hacer mis primeros dibujos. Copié cómics de las revistas de espectáculos que estaban de moda en Kinshasa y los guardaba en cuadernos, era mi hobby. Mis compañeros más tarde lo compraron. Por eso digo que nací artista. Yo no lo elegí, simplemente sucedió.