Florencia es reconocida por historiades como la cuna donde se desarrolló a plenitud el Renacimiento italiano, en gran parte gracias a la dinastía Medici, y en específico, a Lorenzo de Medici, un nombre con una formación de banquero, actitud de político, y alma de artista.
Nacido el día de Año Nuevo de 1449, Lorenzo llegó al seno de la poderosa familia Medici, una que se encontraba en pleno ascenso tras establecerse como el sistema banquero del Papa, pero que también siempre estuvo cerca de las artes.
Todo comenzó en 1397 cuando su bisabuelo, Giovanni di Bicci de 'Medici fundó el Banco Medici e introdujo un nuevo método popular de impuestos que además comenzó a encargar obras de arte y edificios a personas como Donatello y Brunelleschi.
Giovanni, un innovador y emprendedor, sentó las bases para el poder de la familia, uno que heredaría Cosimo el Viejo, más con sangre de político que de banquero, quien expandió el banco a Roma, Venecia, Brujas, Londres, Barcelona, Colonia y Rodas, el Santander de su época, y también abrió su biblioteca y se convirtió en mecenas de pintores y escultores.
Después de Cosimo, comenzó la podredumbre, y de acuerdo al escritor Christopher Hibbert en The Rise and Fall of the House of Medici, de 1974, comenzó lo que sería la "empresa familiar más rentable de toda Europa".
Fue sucedido por su hijo, Piero, conocido como Piero il Gottoso, y tras su pronta y repentina muerte, Lorenzo de Medici heredó el poder de la dinastía con tan solo 20 años en 1469, junto a su hermano Giuliano, quien en aquel momento tenía 16.
En esos años de poder para Lorenzo, los Medici transformaron la ciudad-estado florentina con un lema explicado como "lo que era bueno para los Medici era bueno para la gente".
De acuerdo al historiador Francesco Guicciardini, el régimen de Lorenzo era "el de un tirano benevolente en una república constitucional". Era, además, una tiranía atemperada por las fiestas que los florentinos siempre amaron con pasión: carnavales, bailes, torneos, bodas y recepciones principescas.
En 1471, las asambleas populares perdieron su poder financiero, y aunque en 1478 llegó la Conspiración de Pazzi, el intento más dramático de todas las oposiciones políticas a la familia, que intentó derrocar a Lorenzo y Guliano, quien sí murió, Lorenzo salió del conflicto con un prestigio mucho mayor.
Desde entonces, bajo la defensa de la gente que estaba encantada con la promoción del arte, empezó a ser apodado como el Magnífico, y aunque concentró cada vez más el poder político en sus manos, asegurándose de que los cargos fueran otorgados a personas de su confianza y derivando hacia un gobierno con tintes autocráticos, las obras artísticas continuaron propesperando, y con ello, el encanto de la gente.
Así, Lorenzo de Medici, un banquero con alma de artista y de la vida que conllevaba, llevó a cabo sus años de poder, unos que continuaron con muchos claroscuros hasta que murió el 8 de abril de 1492, con solo 43 años y después de muchos años de lucha contra el raquitismo.