Gian Lorenzo Bernini y sus esculturas que casi podrían estar vivas
En el siglo XIV, durante el pleno esplendor del barroco italiano, un hombre estuvo muy cerca de la perfección artística.
Tan grande fue su don que sus contemporáneos le llamaban el arquitecto de Dios.
Hablamos de Gian Lorenzo Bernini, el encargado de diseñar la Basílica de San Pedro en el Vaticano y quien diera vida a un gran número de imágenes religiosas y mitológicas.
Algunos expertos dicen que su mayor cualidad era hacer esculturas que parecían tener vida. El detalle realista con el que esculpía los rostros, la piel y los movimientos de sus personajes era simplemente divino.
Otra de sus esculturas icónicas es El rapto de Proserpina, en esta pieza puedes ver la capacidad de Bernini para transformar la piedra en carne.
Otro dato asombroso es que Bernini terminó esta pieza cuando tenía solo 23 años.
En ella, el dios Plutón hunde sus manos en el cuerpo de la damisela, mientras ella se avienta hacia atrás para rechazarlo y pedir ayuda.
El detalle del rostro Plutón se observa deformado por la fuerza que la mano de la joven ejerce al empujarlo, mientras los músculos de ella se contraen debido a la fuerza de la repulsa.
Apolo y Dafne es otra de sus obras más reconocidas. La escultura congela justo el momento de la transformación de Dafne en árbol. Sus brazos se vuelven ramas y un tronco le crece sobre los pies, tal como lo cuenta el mito.
Además de ser un artista único, Bernini tuvo buenos mecenas. Pintó varios retratos de papas y reyes que le dieron fama y riqueza y le permitieron seguir creando.