El escritor francés Gustave Flaubert es conocido por haber escrito una de las mejores novelas de todos los tiempos: Madame Bovary. Para lograr esto trabajó y mucho, tanto que llevó su vida al límite.
Resulta que fue el escritor más exigente de todos debido a que podía pasar días enteros corrigiendo un párrafo, así como lo lees, un solo párrafo.
Esto era debido a que este novelista además de perfeccionista era un verdadero adicto al trabajo.
Cuentan que, desde el día en que decidió escribir Madame Bovary (1857), su cansancio y mal humor desaparecieron gracias a que se dio a la tarea de imaginarse la vida de una mujer y pensar como ella.
Para lograr esto, Flaubert decidió releer todos los libros de su infancia y juventud pues buscaba saber más sobre los sueños que tenían las jóvenes de su tiempo.
Fue tal el compromiso con la vida de su personaje que a Madame Bovary le prestó su genio y su inteligencia. En una de sus cartas Flaubert incluso escribió: "Madame Bovary soy yo".
Cuando Gustave Flaubert escribía se olvidaba del mundo, de la fama y hasta del amor (cuentan que en esa época descuidó mucho a su amante, la escritora Louise Colet). Llegó a escribir hasta 36 horas sin descanso alguno.
Incluso, el Premio Nobel Mario Vargas Llosa, uno de los más grandes estudiosos de Flaubert, describió el método flaubertiano como lento, escrupuloso, sistemático y obsesivo.
Madame Bovary es el retrato de una mujer llena de limitaciones, pero que, a pesar de que tiene todo en contra, transformó sus defectos en virtudes. Mujer que nunca dejó de soñar con el amor pese a que ninguno de sus dos grandes amores tuvieron el valor de dejarlo todo por ella.
Flaubert se consagró con esta novela no solo por el rigor con el que trabajó en esta sino porque se centró en narrar los hechos interesado en la belleza del estilo, en el lenguaje, pero sobre todo en la armonía de la trama y en la personalidad de su heroína.
Jamás juzgó ni condenó a su protagonista y precisamente por eso, cuando su libro salió a la luz pública, la sociedad parisina se ofendió y fue llevado a un juicio por inmoralidad.
Al final fue absuelto y la historia de Emma Bovary superó cualquier expectativa y todo gracias a Gustave Flaubert, el escritor más exigente de todos.