El novio venezolano del famoso novelista Marcel Proust se llamaba Reynaldo Hahn y, desde que se conocieron, se cayeron tan bien que no dejaron de hablarse nunca, se escribieron muchísimas cartas, llenas de dibujos y de complicidades.
Mientras que Proust era un francés que nada más hablaba su lengua natal y que casi no viajaba, Reynaldo era un músico que venía de América Latina, que hablaba en su casa español y alemán, además de que dominaba un francés perfecto.
No se sabe bien a bien en qué consistía la relación entre ambos amantes, porque Marcel destruyó todas las cartas que le mandó Reynaldo. Pero sí conocemos las que el novelista le mandó a su enamorado.
En dichos documentos se puede apreciar que a este le encantaba mandarle dibujos, le hablaba en un francés que pretendía parecer alemán, lo trataba de seducir y de mostrar todo su afecto. Por esas cartas sabemos que uno de sus grandes temas era la música, pero sobre todo, les gustaba discutir acerca de Wagner.
Marcel Proust. Foto: El País
En París, los más nacionalistas odiaban a Wagner. Curiosamente, Reynaldo con todo y su apellido alemán, era gran enemigo de Wagner, mientras que Proust lo tomaba con mucha ironía. Él más bien pensaba en una idea fija, que era que Reynaldo se fuera a vivir con él. Le proponía que se fueran a vivir juntos, que compraran una casa, le sugería la idea de ponerle dentro de su departamento un estudio independiente. Pero Reynaldo ignoraba todo lo que Marcel Proust le proponía, quizá porque vivir con un obsesivo del nivel de Proust era muy, muy complicado.
Marcel Proust y Reynaldo Hahn eran una pareja muy complicada. Los franceses de su tiempo no sabían cómo tratar a estos jóvenes que tanto retaban las ideas más conservadoras. Ambos eran judíos en tiempos de Dreyfus, Reynaldo era venezolano en un París que gustaba de ridiculizar a los latinoamericanos que llegaban con sus fortunas a vivir en Francia (los llamaba "rastacueros" con mucho desprecio).
Además, no les importó a los franceses ricos saber que Reynaldo había luchado en la Guerra Mundial del lado de Francia -aunque no había nacido ahí-, de todas maneras lo insultaban por judío. Pero tantos años de dedicación culminaron cuando el gobierno de Charles de Gaulle lo nombró director de la Ópera.
Para poder enviarse cartas sin problema alguno, Marcel inventó un lenguaje propio, un francés escrito como si fuera alemán, era su lenguaje privado, secreto, algo parecido quizá al glíglico que usaba Cortázar para hablar del lenguaje inventado que usaban la Maga y Oliveira en Rayuela.
En ellas, donde buscó mantener en secreto y total misterio su amor, Proust llama a Reynaldo de mil formas amorosas (Monsieur de Binibuls, Vincht, Bom bon Buncht) y se llama a sí mismo Pony. Así que no hay nada más que decir que este amor fue tan encantador como secreto.