Wong Kar-wai es un director de cine que ha estdo encargado de algunas de las películas más aplaudidas de este siglo, así como del Hollywood East, un término dado a las películas visualmente impactantes y ultrarrápidas de Hong Kong.
Nacido el 17 de julio de 1958 en Shanghai, Wong Kar-wai se mudó a Hong Kong con sus padres a la edad de 5 años.
Incapaz de hablar cantonés, el idioma local de su nuevo hogar, el joven Wong tuvo problemas para comunicarse con la gente, y mucho más para hacer amigos. Mientras que a su madre le pasaba lo mismo, el cine se convirtió en el refugio de ambos, y que era algo que se podía entender más allá de las palabras, lo que le hizo entender que el cine no era más que un lenguaje universal basado en imágenes.
Vuelto ya un entusiasta del cine, Wong se encontró en el lugar correcto en el momento adecuado ya que en la región entraba una nueva ola del cine que comenzó en 1979, lo que le abrió la puerta a jóvenes directores con influencias occidentales, como Ann Hui, Tsui Hark y Patrick Tam, quienes comenzaron a hacer películas que distinguían su trabajo de las producciones de estudio convencionales.
De esta forma, el viaje de Wong para convertirse en director de cine estaba empezando. Después de graduarse de Hong Kong Polytechnic con una licenciatura en diseño gráfico, se inscribió en el programa de formación de guionistas en la emisora local TVB en 1981.
Un año después, comenzó a escribir guiones para películas, que incluyeron Final Victory, de 1987, dirigida por Patrick Tam, que le valió una nominación en la séptima edición de los Hong Kong Film Awards. La fama de esta nominación le abrió las puertas como jamás habría imaginado.
Cuando entendió y vio todo lo que su cine provocaba en la audiencia local y foránea, Wong retomó la sensibilidad visual que había desarrollado cuando era niño y dejó la estación de televisión para hacer sus propias películas, esto, en un momento en que la industria cinematográfica local estaba en su apogeo.
Con mucho esfuerzo y una inversión prácticamente de su propio bolsillo, dos años después de A Better Tomorrow de John Woo, que convirtió el género de gángsters en un éxito de taquilla. Wong hizo su debut como director con As Tears Go By, de 1988, una película sutil de gángsters pero muy estilizada, interpretado por Andy Lau y Jacky Cheung.
El éxito que logró As Tears Go By sentó las bases para sus esfuerzos posteriores, que en lugar de estar guiadas por la trama contaban historias a través de imágenes y estados de ánimo.
Luego llegaron Days of Being Wild, de 1990, ambientada en un Hong Kong reinventado de la década de 1960, protagonizada por algunas de las estrellas más importantes de la época, incluida Leslie Cheung, Maggie Cheung y Carina Lau.
Con la llegada de la década de los 90, había un nuevo director de cine, y todos sabían que se trataba de uno de los más prometedores de los últimos años.
Un joven entre los inmortales, Wong Kar-wai salta a escena
Dado el apogeo de la época, Hong Kong producía unas 200 películas al año a principios de los 90.
Y este gran éxito de la industria cinematográfica fue lo que permitió a Wong Kar-wai seguir con un enfoque menos comercial para la realización de películas.
Aprovechando la prosperidad económica de la última década, el cinesta encontró oportunidades para explorar y desarrollar su enfoque único de la realización cinematográfica.
Con la ayuda del director de fotografía Christopher Doyle y el director de arte William Chang, Wong desarrolló un lenguaje visual y una estética única, haciendo que las imágenes fueran lo más importante de sus películas, incluso superior a los diálogos y a las narraciones fragmentadas que aparecen como instantáneas de momentos.
De esta manera, Wong se volcó hacia la importancia de establecer ubicaciones antes de escribir, explorando la idea del espacio, tanto emocional como físico, para realizar el ambiente ideal que requerían sus películas.
Así fue que realizó el clásico Chungking Express, en 1994, que traza en espacios paralelos las extravagantes aventuras románticas de dos solitarios de Hong Kong. Al final, la película es una exploración de los complejos temas de la identidad y la ansiedad mientras la ciudad se enfrentaba a tiempos complicados y cambiantes.
En 1994, con Ashes of Time, el director se estableció como un contador de historias universales, ya que no se necesita un gran conocimiento sobre el contexto cultural e histórico de Hong Kong o la cultura china para poder apreciarlos.
Esto se reforzó en 1997 con Happy Together, que narra una relación romántica entre dos hombres de Hong Kong que viven en Argentina, una producción cara que tardó dos años en completarse y que trata esencialmente de recordar y olvidar, un tema que puede entenderse independientemente de los antecedentes culturales de uno.
Tras estos dos trabajos, Wong estaba establecido como uno de los mejores cineastas de la región mientras la industria cinematográfica de la ciudad seguía siendo próspera y lucrativa.
En estos años, Wong ganó el premio Fipresci en el Festival Internacional de Cine de Estocolmo y los elogios de Quentin Tarantino, de quien se dice que movió los hilos para garantizar la distribución de la película en el extranjero.
Para el año 2000, Wong presentó In The Mood for Love, una historia que cuenta un romance que viven dos personas tras de descubrir la infidelidad de sus parejas y que salió el mismo año que Réquiem por un sueño de Darren Aronofsky, Memento de Cristopher Nolan y Gladiator de Ridley Scott. No obstante, Deseando Amar, como se traduce al castellano, fue legida por la BBC como la segunda mejor película del Siglo XXI, la primera es Mulholland Drive de David Lynch.
En esta película, la escena final tiene al personaje de Tony susurrando sus secretos en el agujero de un árbol, recordando los años desaparecidos, marcando el final de una era y el amanecer de un futuro desconocido, cierto en la película y en el destino de Hong Kong.
Más adelante, el cineasta estrenó el cuento romántico futurista 2046, una secuela suelta de In the Mood for Love, y su primera película en inglés, My Blueberry Nights, de 2007, protagonizada por Norah Jones, Jude Law y Natalie Portman.
"Aprendes muchas lecciones y lo importante es encontrar tu audiencia en lugar de asumir que hay una", también ha mencionado Wong en diversas entrevistas.
Encontró esa audiencia con The Grandmasters, de 2013, una película biográfica del maestro Ip Man de Bruce Lee, que es una alegoría del mundo de las artes marciales chinas. Protagonizada por Tony Leung Chiu-wai y Zhang Ziyi, Wong tardó casi una década en completarla y ha sido su mayor éxito comercial hasta la fecha.
Hasta la fecha, Wong se encuentra entre los pocos que alcanzaron la fama a pesar de nunca cortejar a una audiencia en particular.
"No vives para las personas, vives para ti mismo", ha mencionado Wong Kar-wai, quien sigue presumiéndose como uno de los directores más interesantes de nuestros tiempos.